Victoria para clase trabajadora de Francia

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El presidente francés Jacques Chirac cedió ante la presión de millones de estudiantes, jóvenes y trabajadores y revocó una ley que le da a las empresas el derecho de despedir sin razón a trabajadores jóvenes por dos años después de ser contratados.

“Esto es una gran victoria para el movimiento laboral, para los estudiantes y la juventud. Esta ley antilaboral está muerta”, dijo el profesor y periodista Jean Solbes en una entrevista telefónica desde su hogar en en el sur de Francia. “Esta es la primera vez que desde el 1968 hemos tenido un movimiento tan grande de estudiantes de secundaria y universitarios. Y por la primera vez en muchos años tenemos un frente unido de todo el movimiento laboral para derrotarla”.

La ley que fue hincada por la legislatura sin ningún debate por Chirac y el primer ministro Dominique de Villepin que dijo que la legislación reducería el alto nivel de desempleo crónico que sufre ese país. Pero la ley hizo estallar protestas callejeras de hasta 3 millones de jóvenes y sus aliados proletarios. Cientos de recintos universitarios, escuelas secundarias, fábricas, oficinas y otros sitios de empleo se quedaron vacíos por la huelga nacional. Villepin empeoró la situación cuando rechazó arrogantemente de reunirse y discutir esta ley draconiana, diciendo que era imprescindible para modernizar a Francia y hacerla más competitiva en los “mercados globalizados”. Al fin, después de semanas de una furia creciente, Chirac fue forzado revocar la ley.

El gobierno de mayoría derechista impuso la ley sin debate ninguno, acusó solbes. “Villepin nunca fue elegido en su vida. Él es un agente de la gran burguesía. Él es muy arrogante. El plan era destruir todos los derechos laborales en Francia”.

Solbes, un participante en el movimiento, dijo que las marchas, manifestaciones y paros estaban “llena de alegría y solidaridad”. Los jóvenes hoy en día son menos dogmáticos que en el 1968 cuando un alzamiento similar de estudiantes y trabajadores barrió por Francia. “Esta vez estábamos enfocado en derrotar la desregularización y la privitización, toda la política neoliberal que despoja a los trabajadores de sus derechos”, dijo Solbes. “Estamos diciendo: Somos seres humanos. No dejemos que nos traten como objetos. Nuestro futuro es nuestro y no la propiedad de los grandes jefes de las corporaciones transnacionales”.

Solbes agregó, “Usted tiene que tomar en cuenta que esta lucha vino a pocos meses de cuando los votantes franceses rechazaron abrumadamente a la Constitución Europea. El pueblo lo vio como un esquema para la privatización y la desregularización. Ellos votaron no a pesar deque los conservadores y los socialdemócratas lo endosaron”.

Una excepción honorable fue la del Partido Comunista Francés (PCF), que hizo campaña en su contra. El PCF se sumó con energía y entusiasmo en la lucha por derrotar esta ley antilaboral también. “Ahora el movimiento laboral, los movimientos de estudiantes y jóvenes tienen que mantener la presión para transformar esta victoria laboral en una victoria política”.

Ambos Villepin y su rival, el ministro del Interior Nicolás Sarkozy, están haciendo campaña para reemplazar a Chirac en las elecciones presidenciales del 2007. Pero las encuesta indican que la popularidad de Villepin ha bajado a 25 por ciento en solo un mes. La de Chirac también ha bajado a 25 por ciento.

Sarkozy tiene la esperanza de usar sus problemas para beneficiarse. Pero los estudiantes en París cargaban un letrero que decía, “Villepin, te cogimos ... Sarkozy, eres el práximo”.

En un artículo el el diario del PCF, L’Humanité, Jean Lojkine desenmascaró a los medios empresariales por su interpretación de los eventos como uno de “los de adentro” que gozan de seguridad en el empleo y beneficios contra “los de afuera”, la juventud marginilizada. “Más de dos tercios de la población francesa está contra la ley de ‘Contrato de Primer Empleo”, mucho más que los ‘excluidos’ y la ‘juventud’”, él escribió. “La verdadera razón por esta movilización amplia es el rechazo de todo el concepto de eliminar la seguridad de empleo, haciendo la vida de la gente insegura, desde los no adiestrado hasta los administradores de nivel medio. Toda la fuerza laboral hoy se enfrenta a la amenaza de convenios colectivos rotos, de pérdida de los derechos de los trabajadores y la pérdida de la seguridad social”.

Esta lucha no es única a Francia, continuó Lojkine. “Esto está pasando por toda Europa. El nuevo esquema es muchas veces pintado en los medios masivos como el ‘Nuevo Eldorado’. Cualquier hablar de un ‘conflicto generacional’ es entonces solo una trampa, una muralla de fuego escondiendo la creciente lucha de clase ... Los lazos que unen a estos grupos son más fuerte que lo que eran en el 1968, en parte por la madurez creciente de las organizaciones estudiantiles ... estas están haciendo sus reclamaciones con las organizaciones laborales representando a los obreros”.

Él concluyó, “Todos los ojos están sobre Francia, menos aislada de lo que ha estado. No dijo Marx que Francia era la nación en la cual la lucha de clase sería por fin victoriosa”.