Madre indocumentada lucha contra deportación

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CHICAGO — La activista pro derechos de inmigrantes Elvira Arellano decidió no reportarse al departamento de Seguridad Patria para ser deportada el 15 de agosto y pidió santuario en su iglesia Adalberto United Methodist en el centro de la comunidad puertorriqueña en el noroeste de Chicago. Arellano dice quiere quedarse en Estados Unidos con su hijo de siete años, Saúl, que es ciudadano estadounidense. Arellano es presidenta de la organización La Familia Latina Unida.

En el 2002 Arellano, una mexicana, fue arrestada en una redada migratoria en el aeropuerto O’Hare donde trabajaba. Ella peleó contra ser deportada y un proyecto de ley privado fue introducido al Senado en el 2003 basado en la salud de su hijo Saulito. Actualmente el proyecto está estancado pero el caso de Arellano fue aplazado tres veces; el último se venció.

Arellano tiene la esperanza de que sus acciones ayude promover legislación que proteja a familias de inmigrantes que se están separando por las deportaciones. El pasado mayo, Arellano hizo una huelga de hambre de 23 días en favor de una moratoria contra las deportaciones y un fin a las redadas y un alto a las deportaciones hasta que el Congreso pase leyes migratorias más justas.

En una entrevista con Nuestro Mundo en la iglesia, Arellano habló sobre su decisión de refugiarse ahí. Ella planea quedarse hasta que tenga documentos legales que dicen que no la van a deportar.

Ella dijo que entiende su situación pero que se va a quedar refugiada defendiendo los “derechos constitucionales de mi hijo”. Arellano piensa que dejarse ser deportada sería abandonar a su hijo y quiere mantener su familia unidas para que su hijo se críe saludable y con un futuro lleno de oportunidades en EEUU.

Arellano agregó que el “amor de madre a su hijo es incondicional y necesario”. Ella dijo que cuando una mujer sale encinta, ella tiene derechos, “especialmente de luchar y pelear por los derechos de sus hijos”.

Joseph Mathews, abogado de Arellano, hizo una petición ante los tribunales federales donde pide que un juez emita una orden judicial temporaria prohibiendo su deportación, una deportación que también sería en efecto una deportación de su hijo. El abogado dice que esto sería una violación de los derechos de Saulito, un ciudadano norteamericano. Ni Arellano, ni Saulito tienen familiares viviendo en EEUU.

“Si él tiene que ir a México”, Mathews le dijo a la prensa, “porque su madre fue deportada, violaría sus derechos de proceso debido bajo las leyes. Y si usted viola los derechos de Saúl, viola los derechos de toda la gente nacida en suelo estadounidense”.

Arellano dijo que se sentía con confianza y muy satisfecha de su acción. Cada día gente que la apoyan de varios grupos comunitarios y pro inmigrantes, sindicatos, iglesias y oficiales elegidos a través del país que siguen mostrando su solidaridad con ella.

Uno de estos es Saúl Meléndez, consejero de estudiantes de secundaria en el vecindario. Él es parte de un grupo de voluntarios jóvenes que han tomado turnos de una hora durante el día y dos en la noche, vigilante al frente de la iglesia con una bandera puertorriqueña. Meléndez dijo que ellos están subrayando la unidad entre las comunidades puertorriqueñas y mexicanas. Meléndez le dijo a este reportero que Arellano es “un símbolo de la resistencia”, y que es importante que ella diga, “¡no me pueden llevar, no voy!”.

Beti Guevara, pastora asociada de la Iglesia Adalberto y antigua amiga de Arellano, dijo, “Ella es una heroína para mi, para todas las madres solteras, especialmente para nuestros niños que depende de nosotras y no tienen un padre [en sus vidas]. Ella está luchando por los derechos de todas las mujeres latinas que están diciendo ‘no se metan con mis hijos’”.

Saulito le dijo a Nuestro Mundo que él tiene la esperanza de quedarse junto con su madre. En una entrevista en televisión, él le dijo a un reportero que los niños nacidos en EEUU también tienen que pelear por sus padres indocumentados para que las familias se mantengan unidas.

Arellano está claro animando a todos quienes la apoyan a “inscribirse y votar” en las elecciones de noviembre y que se aseguren que los oficiales públicos aprueben leyes justas para todos los trabajadores indocumentados. Ella también pide que gente llamen al Congreso y la demanda de una ley integral de reforma migratoria en EEUU.

“Si siguen deportando a nuestra gente, entonces quien luchará por nosotros”, explicó Arellano.

Ella dijo que los votantes son la gente más importante que pueden respaldar a los trabajadores indocumentados y familias inmigrantes. “Ellos pueden parar que las familias sean deportadas para mantenerse unidas y no divididas”, ella dijo.