Madre indocumentada sigue luchando por su hijo

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CHICAGO — Hacen dos meses y medio desde que Elvira Arellano tomó refugio en una iglesia del noroeste de Chicago, desafiando a los esfuerzos del gobierno que quiere deportarla a México. No obstante, Arellano se siente optimista de su futuro y dice que su lucha de resistir la deportación para quedarse en el país junto con su hijo de siete años, Saúl, que nació en Estados Unidos y es ciudadano del país, vale la pena.

Arellano le dijo a Nuestro Mundo, “Si no luchó, nada pasa”. Ella agregó, en una entrevista en la Iglesia Metodista Unida Adalberto, que tenía “mucho que ganar” peleando su deportación.

Como presidenta del grupo local La Familia Latina Unida, Arellano se ha convertido en un símbolo nacional de padres indocumentados que quieren quedarse en EEUU con sus hijos ciudadanos. Ella dijo que su organización está dedicada a ayudar a las familias, separadas por las fracasadas leyes migratorias, mantenerse juntas.

“Nuestra meta es la demanda colectiva para poner fin a las deportaciones injustas de padres”, dijo Arellano. “Es irónico que las leyes de inmigración se están proponiendo y debatiendo y todavía hay deportaciones diarias, redadas y las reglas injustas de inmigración se está haciendo cumplir por el departamento de Seguridad Patria”.

El presidente Bush recientemente firmó un proyecto para crear un muro de 700 millas en la frontera de 2.000 millas en la frontera austral. Bush dice que se está poniendo fuerte con la seguridad fronteriza y que está tomando pasos agresivos para combatir a la “inmigración ilegal”.

“Es un juego político de los republicanos para ganarse el voto conservador en las elecciones de noviembre”, dijo Arellano en la entrevista hecha antes de la derrota republicana en el Congreso el 7 de noviembre. Arellano dijo que ella animaba a la gente salir a votar, notando que al ganar los demócratas el control del Congreso sería mejor para gente como ella y todo el movimiento de derechos de los inmigrantes.

“Somos solo padres de familia que venimos aquí a trabajar”, ella dijo. “Ninguno de nosotros venimos aquí para que nos tilden de terroristas o delincuentes. Vinimos en busca de nuestros sueños”.

Arellano dijo que la unidad con las comunidades no latinas es importante. “Como trabajadores indocumentados sufrimos el mismo racismo y discriminación como la comunidad afroamericana”, ella dijo. “Nuestras comunidades necesitan apoyarse una a la otra”.

El pasado septiembre, un juez federal rechazó una demanda de parte de Saúl que argumentaba que sus derechos civiles serían violados si su madre fuera deportada.

A mediano de octubre Arellano presentó una demanda de parte de los millones de niños ciudadanos estadounidenses en contra el gobierno estadounidense, el presidente Bush, el secretario de Justicia Alberto Gonzáles y el jefe de la Seguridad Patria, Michael Chertoff. La demanda dice que las reglas estadounidenses de deportación desbaratan a las familias y son en esensia una forma de abuso de niños.

La Familia Latina Unida organizó una autobus de niños ciudadanos, sus padres y partidarios para viajar a Washington el 2 de noviembre para respaldar la demanda.

En su viaje a Washington, Saúl llevó a cabo una “reunión de niños” allí con sus amigos de Chicago; en esa oportunidad trató de entregar una carta al presidente Bush. Esta fue su segunda tentativa de reunirse con el presidente.

Roberto Maldonado, comisionado del Condade Cook, inspirado por la valentía de Arellano, escribió un proyecto de ley que designa a todo el condado, incluyendo a Chicago, como refugio de inmigrantes. La medida prohibirá a los empleados del condado preguntarle a gente sobre su estado migratorio. De esta manera se asegura que los inmigrantes indocumentados tengan acceso a todos los servicios del condado.

El hijo de Elvira Arellano, Saúl, le dijo a Nuestro Mundo, “Yo quiero que el presidente pare las redadas para ayudar a los niños quedarse con sus mamás y papás”. Él dijo que su madre era especial porque “ella quiere quedarse aquí conmigo”.

Arellano dijo que no se siente como prisionera en la iglesia. Ella tiene todo lo que necesita, inclusive su computadora y teléfono. “Por lo menos no tengo que preocuparme por pagar por el gas ahora”, dijo sonriendo.

Ella dice que le hubiera poder ir a la boda de una amiga reciente o la quinceañera de otra. Pero, dijo ella, “Mi tiempo y mi energía están dedicadas a mi organización y mi hijo”.

“En todo lo que yo hago, siempre estoy luchando por el futuro de Saulito”, ella dijo. “Yo quiero una vida llena de seguridad, para proteger sus derechos y para ser buen modelo en su vida, un ejemplo, luchar y pelear por la justicia, enseñarle que es correcto y justo”.

Saul viajó a México recientemente y se reunió con los legisladores el 14 de noviembre. Ellos pasaron una resolución en que urgían al gobierno de EEUU a suspender la deportación de Arellano y de otros padres cuyos hijos son ciudadanos de los EEUU. La resolución no tiene ningún peso legal, pero los partidarios esperan que contribuya a generar simpatías.

Las palabras de Elvira Arellano fueron traducidas al español del reportaje en inglés.