Tragedia en la Costa del Golfo: Para Bush ¿Ha llegado el momento de rendir cuentas?

NUEVO ORLEÁNS — Jamás me ha tocado visitar una ciudad devastada por la guerra, pero cuando, acompañado por nuestro reportero Tim Wheeler, crucé la puente sobre el río Mississippi para entrar en el corazón de Nuevo Orleáns, tuve la sensación de entrar en una zona de guerra. Las calles se encontraban llenas de escombros y el aire apestaba horriblemente. Las ventanas de los edificios estaban tapadas con madera, y la famosa música de esta ciudad se había callado.

Con la excepción de personal de emergencia, personal militar en “Humvees”, perros sueltos y unas cuantas personas que aguantaron la tempestad, no había indicaciones de vida.

Visto de cerca, la devastación mortal es una cosa incomprensible. Jamás había yo visto cosa parecida. Pero de las versiones escalofriantes que nos contaron muchas personas, se hizo evidente que en gran medida, la destrucción y pérdida de vidas humanas se debe a los errores hechos por ciertas personas.

No fue el huracán Katrina que sentenció a la muerte a miles en Nuevo Orleáns y otras partes. No fue Katrina que abandonó a los ancianos y a los niños, decenas de miles, entre aguas crecientes.

No fue Katrina que acoralló a miles de personas, en su inmensa mayoría gente pobre de raza negra, como ganado al “Superdome”, proveyendo ni agua, ni comida, ni protección para los mas vulnerables entre las víctimas de la tormenta.

Katrina fue un huracán fatal y destructivo, es cierto, pero fueron las acciones de seres humanos, la incompetencia y sobretodo la indiferencia que causaron la muerte y el desalojamiento.

Katrina deja desnudo para la vista de todos, lo cruel de la administración de George Bush y el sistema capitalista que sostiene. Katrina hace brillar una luz sobre las prioridades pervertidas de esta administración, que favorece las ganancias de las corporaciones y la guerra sobre las necesidades humanas y el medio ambiente. Katrina ha expuesto la corrupción e incompetencia casí increíbles de esta Casa Blanca. Y Katrina revela otra vez como las diferencias de raza y clase social siguen dividiendo a nuestro país — diferencias que el régimen de Bush ha intensificado en forma éxtrema.

Despues de Katrina, ¿Quien puede creer la versión de Bush, de que el Partido Republicano y la extrema derecha representan una “cultura de vida” que no discrimina por color?

¿Cómo atrieve decir que la pobreza está desapareciendo y que el racismo es una cosa del pasado?

¿Cómo puede Bush aseverar que reducir los recursos del gobierno para defender el bienestar de la gente es una cosa buena?

¿Cómo puede seguir repitiendo que so “guerra en contra del terror” nos está haciendo mas seguros?

¿Cómo puede insistir que la guerra en Irak no está robando nuestras comunidades y demorando trabajo necesario para reparar la infraestructura?

¿Cómo, a la misma vez, puede insistir en bajar los impuestos de los mas ricos, dejando el país practicamente en la quiebra?

¿Cómo puede el Sr. Bush evitar el reconocimiento de que la mezcla de racismo y pobreza y decadencia urbana no es una cosa únicamente de Nuevo Orleáns, sino que existe en casi todas nuestras ciudades?

Puede intentar de convencernos, pero son pocos los que lo van a creer.

Katrina ha sido un golpe fuerte al prestigio de la administración, a su estancia moral y a su armamento ideológico. Perdidas una vez, es muy dificil recuperar estas cosas.

Como resultado de Katrina, se ha reestructorado el contexto del debate ideológico en este país, y el terreno de la lucha ha cambiado de tal forma como para favorecer a la clase trabajadora y al movimiento popular.

Millones de personas, inclusive muchos que apenas votaron por Bush el año pasado, empiezan a ver la vinculación entre Irak, el costo de combustible, falta de aumentos de salario, decadencia de la infraestructura, pobreza, opresión racial y los ataques a nuestros derechos democráticos. Y ven como todo esto se vincula con una pandilla verdaderamente criminal que ocupa la Casa Blanca.

¿Tal vez estamos en una coyuntura crítica en la lucha en contra de la administración de Bush y, mas ampliamente, en contra de la extrema derecha que empezó a ganar fuerza en los años de Regan y que actualmente controla todos tres poderes del gobierno? En la política, nada es inevitable. Pero en los cambios y transformaciones de esta coyuntura, es posible que estamos viendo una oportunidad de dar un golpe decisivo en contra la derecha.

Si bien el 9/11 fue una tragedia que la pandilla de Bush y el sector del capital que ellos representan, convertieron en un pretexto de promover una política de dominación global con mano de hierro, entonces Katrina es una tragedia que podría resultar el “día de rendir cuentas” para ellos.

Pero solo la parciticipación de miles de personas en la lucha en todas las frentes puede eliminar al cáncer que ha distorcionado a nuestra vida política durante la cuarta parte de un siglo, consumiendo todo lo que es justo y decente en nuestro país.

Una frente de lucha inmediata es de acabar a la ocupación de Irak por parte de los Estados Unidos. Pero otro es dar apoyo al pueblo de nuestro propio Golfo de México, con Nuevo Orleáns en primer lugar, en su batalla para reconstruir su región en los intereses de todo el pueblo, blanco, negro y latino.

Cualquier proyecto de reconstrucción debe ser controlado democraticamente y debe enfatizar proyectos públicos con acción afirmativa y salarios sindicales, para construir casas, escuelas, hospitales, carreteras, parques.

Claro, que va a costar caro, pero este país tiene mucho dinero, si podemos acabar con los cortes de impuestos a los ricos y corporaciones, aumentar sus impuestos, confiscar las ganancias escandalosas de las industrias de petroleo y gas natural. Y cortar por 50 por ciento al presupuesto militar.

La administración tiene su propio proyecto, que es de convertir a la región del golfo en lo que Bush llama “zona de oportunidad”. La meta es de entregar toda la región a las grandes corporaciones para que sea una zona vasta de capitalismo desfrenado y un laboratorio de proyectos de la ultra-derecha, como la privatización de las escuelas. Sería “librado” de cosas pesadas como los derechos democráticos que limitan la explotación capitalista, y “librado” de los servicios públicos que hasta cierto punto protejen en contra de los peores golpes del capitalismo descontrolado.

Este proyecto puede ser derrotado por la acción de las masas populares, sobretodo cuando millones aprenden ver mas allá de la propaganda y se van enterando de los detalles de estos proyectos. En este proceso, la clase trabajadora y el movimiento popular nos están preparando para una lucha ofensiva mucho mas amplia en 2006.





Sam Webb (swebb@cpusa.org) es el presidente nacional del Partido Comunista de los Estados Unidos.