Las guerras bananeras y el fraude de 'libre comercio'

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El anuncio en diciembre de un acuerdo que debe poner fin a las "guerras bananeras" no es una cosa completamente buena. De hecho, debe servir para educarnos acerca de la verdadera naturaleza del llamado "libre comercio".

Las "guerras bananeras" comenzaron en 1993 cuando la Unión Europea (UE) acordó con un grupo de países de África, el Océano Pacifico y el Caribe (APC), todos ellos antiguas colonias de países europeos, de permitir que los plátanos cultivados en esos países fueran admitidos al mercado europeo sin aranceles.

Los países que recibieron este beneficio incluyeron Camerún, Costa de Marfil y Ghana en África occidental, y la Republican Dominicana, Belice, Jamaica, Suriname y las islas del sur de las Antillas en la región caribeña, además de las colonias francesas, Guadeloupe y Martinique.

Los países que quedaron fuera del arreglo y fueron excluidos del mercado europeo por los altos aranceles incluyeron Colombia, Honduras, Ecuador, Costa Rica, Panamá y otros en centro y Sudamérica.

En varios de estos últimos países, la producción del plátano se encuentra dominada por grandes monopolios basados en los Estados Unidos, como Chiquita, Del Monte y Dole. Estas grandes corporaciones tienen tremendos latifundios, mientras que en muchos casos los países incluidos en el acuerdo UE-APC cultivan el plátano por medio de granjas más pequeñas y cultivadores independientes.

Los monopolios bananeros, con el respaldo de la administración norteamericana de Bill Clinton, demandaron a la UE bajo los términos del Acuerdo General Sobre Aranceles y Comercio (GATT en inglés), y luego la demanda pasó a la jurisdicción de la Organización Mundial del Comercio. Esta es la demanda que supuestamente se ha arreglado bajo el acuerdo que se acaba de anunciar, por lo cual los plátanos de los países APC seguirán entrando al mercado europeo sin aranceles, pero los de los países no perteneciente al APC (mayormente latinoamericanos) van a pagar aranceles menores (reducidos durante un plazo de 7 años de $256 por tonelada a $116. A los países de APC se les van a compensar con un programa de ayuda financiera por el comercio se cree que van a perder.

Algunos reporteros y comentaristas han atribuido el precio mas bajo del plátano en los países no-APC a eficiencias de escala, pues las entidades de producción son mayores en los países donde los monopolios controlan la producción. Pero esto no es toda la historia.

Compañías como la "United Fruit" (antecesor de Chiquita Brands International) adquirieron sus enormes latifundios y sus monopolios de producción por métodos que a veces empleaban la violencia para romper los sindicatos y huelgas de los trabajadores bananeros. Por ejemplo, en Aracataca, Colombia en 1928, el ejercito masacró a cientos de trabajadores que estaban en huelga en contra de United Fruit, un incidente que forma un tema central el "Cien Años de Solidad" por Gabriel García Márquez.

Y esto no es un historial de cosas del pasado remoto. Actualmente hay acusaciones de parte paramilitares derechistas en Colombia de que tanto Chiquita como Dole han pagado a paramilitares para reprimir con violencia y hasta matar a activistas laborales que amenazan a sus ganancias. Prosecución en los Estados Unidos culminó con una multa de $25 millones que Chiquita acordó pagar. Hay demandas civiles que todavía están en la corte (https://nacla.org/node/6315).

En Guatemala, en 1954, la gerencia de United Fruit creía que reformas progresistas de leyes agrícolas y laborales, patrocinadas por el presidente Jacobo Arbenz, representaban una amenaza para las ganancias. Entre los mayores accionistas de United Fruit se encontraban dos hermanos poderosísimos: El canciller estadounidense John Foster Dulles y el jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Allen Dulles. Arreglaron un golpe de estado que derrocó a Arbenz y sometió a Guatemala a un martirio largo que eventualmente cobró un saldo de 200,000 vidas inocentes, quizás más.

Pues, la capacidad de las grandes empresas bananeras basadas en los Estados Unidos de producir plátanos mas baratos no se debe solo a la escala de sus operaciones, sino también a la represión que logran emplear en contra de los obreros y sindicatos en los países donde tienen sus mayores unidades. Y el gobierno de los Estados Unidos ha respaldado esta represión.

Esto nos hace pensar bien de lo "libre" de "libre comercio". ¿Libre para quien? Obviamente no para los trabajadores de las fincas bananeras en lugares como Honduras, donde, por enésima vez, un golpe de estado ha puesto en jaque a las reformas laborales y agrícolas.

Los países del grupo APC reclaman que el nuevo arreglo los perjudica y favorece a las transnacionales basadas en los Estados Unidos. Pero también es el caso que de los países antiguamente excluidos por los altos aranceles europeos, hay varios, como Ecuador, Nicaragua y Guatemala, que ahora tienen gobiernos más progresistas que intentan mejorar las condiciones de sus obreros y agricultores. Excluir a esos países del enorme mercado europeo no los ayuda tampoco. De modo que regresar a lo antiguo no es la respuesta.

Todo el tópico de comercio internacional debe re pensarse desde el fondo, en una manera que favorece los derechos de obreros y campesinos y no las ganancias de los monopolios.

 

 

Foto por: Frank Vincentz, http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Banana_plantation_%28San_Andrés%29_03_ies.jpg