OAKLAND, California — Toda la mañana fue igual. En cada parada de patio de escuela a través del distrito Fruitvale de Oakland los grupos de niños y maestros se reunieron fuera de sus aulas de clase, esperando ansiosamente saludar a los peregrinos que habían venido desde lejos a traerles un mensaje de paz, respeto y justicia.
Fue un momento especialmente y conmovedor para Fernando Suárez del Solar, que encabezó la marcha junto con sus compañeros por la paz Pablo Paredes, Camilo Mejía y Aidán Delgado, que había comenzado dos semanas antes desde Tijuana, Méjico. El 27 de marzo, el último día de La Peregrinación por la Paz, también era el tercer aniversario de la muerte de su hijo, el infante de marina Jesús Suárez del Solar, que murió en Irak a la edad de 20 años. Fue uno de los primeros soldados al morir después de la invasión de EEUU.
En cada parada los niños respondían entusiásticamente mientras Suárez del Solar les decía, “No me gustaría pensar que algunos de sus padres enlutaran por su muerte en una guerra. Todos ustedes merecen y tienen el derecho a vivir en un mundo donde haya paz y justicia social. Pero al llegar allá, tenemos que aprender como respetar y amar a todos”.
“¡Paz, paz, paz!” cantaron cuando les preguntaba: ¿que quieren?
Inspirada por la legendaria “Marcha de la Sal” de 241 millas ya hace 76 años del líder de la resistencia no violenta Mohandas Gandhi para oponerse al imperialismo británico por la independencia de India, Suárez del Solar y sus compañeros habían concebido su jornada para asegurarse que la voz latina de la oposición a la guerra seria “escuchada alta y clara” a través de las Américas.
Todos habían ganado sus posiciones de liderazgo en el movimiento contra la guerra. Suárez del Solar había comenzado a inmediatamente hablar contra la guerra desde el empezar. Los otros tres resistieron la guerra desde las Fuerzas Armadas. Pablo Paredes rehusó abordar un barco para regresar a Irak el diciembre de 2004. Camilo Mejía también se negó a regresar a Irak con su unidad de la Guardia Nacional en Florida. Aidán Delgado sirvió en Abu Ghraib y habla de los abusos que se hicieron en esa cárcel contra iraquíes.
La peregrinación comenzó en Tijuana, el lugar de nacimiento de Jesús Suárez de Solar. Siguió por Escondido, donde Jesús fue reclutado y ahora enterrado, antes de seguir para Camp Pendleton donde a Jesús se le entrenó, y entonces hacia Keene, donde visitaron la tumba de César Chávez en la sede del Sindicato de Trabajadores Agrícolas Unidos en La Paz. De ahí siguieron por Fresno hasta San Francisco, donde el grupo se unió a miles de seguidores por los derechos de inmigrantes antes de llevar a cabo una ceremonia de cierre emocionante.
“En general la respuesta ha estado muy bella — tuvimos muy pocos problemas con los reclutadores”, respondió Suárez del Solar cuando se le pregunto acerca las reacciones de la gente en el camino. “Muchos jóvenes se unieron a la peregrinación. Por mi eso es lo más importante. Cuando la gente joven escucha, ruego salvar una vida. Ruego que estos jóvenes, en los próximos tres, cinco años, cambien el sistema de la guerra”.
Pablo Paredes señaló que las respuestas se forjaron localmente, con miles que se unieron en Watsonville y Salinas y los peregrinos que se suman en 30 o 40 en otros días. “Una de las cosas grandes es el apoyo que recibimos de las comunidades cuando llegan tocando las bocinas y abanderando los carteles de paz”. A través de la ruta, los “Buenos Samaritanos” traían agua al grupo, Paredes dijo, mientras centros comunitarios y grupos religiosos proveyeron alojamiento.
“Esto ha sido a favor de cambios”, dijo Camilo Mejía al referirse a la cálida bienvenida de las escuelas en Oakland. Pero, dijo, en otros lugares, “los directores de escuelas recogieron los niños en los gimnasios para asegurarse que no nos vieran pasar, y enviaron a los oficiales de la seguridad para rodear la escuela para asegurarse que los niños no nos escucharan”.
Mejía contó de una comunidad en las montañas donde la llegada de los peregrinos fue anunciada con un altoparlante por un líder de pueblo parado en la plaza. “No conocían cuando llegaríamos hasta 30 minutos antes de llegar”, él dijo. “Y lo próximo que supimos, nos dieron esta cálida recepción, que aunque en términos de números era muy pequeña, pero verdaderamente que apoderaba ver la gente unirse con tan corto aviso a recibirnos con tanta calor. La gente nos abrieron sus puertas y nos dieron comida gratis”.
“La razón principal por lo que estoy aquí es porque estoy agradecida que todavía tengo a mi hijo en casa”, dijo el residente de San Gabriel Lupe Luján, que con su esposo peregrino todo el camino. “Él estudia, está en la universidad, y Fernando Suárez del Solar no tiene ya a su hijo. Quería poder darle apoyo a Fernando en su peregrinación por la paz”.
“Hay mucha gente que siente que la guerra no es la respuesta para nuestros problemas sociales y económicos”, dijo Luján. “Mucha gente siente que los medios pacíficos de solucionar problemas serian más productivos para el ambiente y la gente. Es hora que nuestra sociedad cambie” agregó. “Lo que tenemos ahora no es bueno”.
¡Paz, paz, paz! Los niños reciben la peregrinación contra la guerra