MIAMI – La administración Bush tenía las esperanzas que se negociara un acuerdo de libre comercio, en la cumbre de ministros de comercio exterior reunidos en esta ciudad los del 18 al 20 de noviembre. Oponentes del convenio dicen que esto permitiría a las corporaciones saquear a las Américas.
Una coalición popular, laboral y diversa opuesta a la globalización capitalista, vino aquí para ejercer su derecho constitucional a la libre expresión y decirle no al Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Thea Lee, economista internacional de la federación sindical AFL-CIO, le dijo a la prensa que mientras los ministros de relaciones comerciales fueron tratados de primera, “Nuestros afiliados – obreros siderúrgicos, profesores, maquinistas, obreros del auto, los jubilados – y nuestros socios en las coaliciones fueron tratados con gas lacrimógeno, balas de goma, y gas pimienta”. Unos 25 mil vinieron desde 40 estados acuerdo a organizadores contra el ALCA.
La cumbre ministerial terminó el 20 de noviembre, un día más temprano y emitieron una declaración, que el grupo Public Citizen’s Global Trade Watch llamó, “El empezar del fin del ALCA”. Las negociaciones dejaron sin resolver problemas de aranceles y subsidios agrarios, y contratos gubernamentales para negociarlo después y así evitar otro colapso como las negociaciones en Cancún. Deborah James, de la organización antiglobalización Global Exchange, dijo, “No importa como el representante de comercio de Estados Unidos Robert Zoellick lo trate de pintar, es claro que [esto] ... es una gran derrota para EEUU y las gigantes corporaciones detrás de la tal llamada agenda de ‘libre comercio’”.
Viendo que un acuerdo no sería posible debido a las resistencia de países donde los movimientos contra la interferencia de corporaciones multinacionales en sus economías y soberanía, la administración Bush anunció que habrán negociaciones bilaterales con Bolivia, Colombia, la República Dominicana, Ecuador, Panamá, y el Perú, algunos de los países más pobre del hemisferio.
La Alianza Hemisférica Social, representando a los sindicatos, agricultores, ambientalistas y pueblos indígenas respondieron al anuncio diciendo, “el bilateralismo pone a muchos países en más desventaja en sus negociaciones directas con EEUU”. El empuje por los acuerdos bilaterales es aun más peligroso que el acuerdo originalmente propuesto. Algunos países hablaron de la táctica estadounidense de amenazar con recortes a la ayuda que le ofrecen.
Esta Nette, una trabajadora jubilada de 83 años y ex organizadora del sindicato de Empleados de Hoteles y Restaurantes, le dijo a Nuestro Mundo, “Yo vine desde Nueva Jersey en una autobús porque el ALCA es el TLC [Tratado de Libre Comercio de Norteamérica] no importa que lo llamen”.
Andy Frye, afiliado con el sindicato de obreros del acero, trabajó en una fundición de hierro en Oklahoma hasta que esa fábrica se mudó a Méjico, resultado del TLC. Él le dijo a Nuestro Mundo, “En los dos años desde el cierre de la fábrica no pasa ni una semana cundo yo no leo en el periódico de mi pueblo de una casa con la cual el banco se queda o un divorcio”. En el 2001 antes del cierre de la planta, la taza de desempleo estaba a tres por ciento y ahora está a 11 por ciento.
De acuerdo al Instituto de Política Económica, EEUU ha sufrido una pérdida de 879.280 empleos desde el 1998, año en que entró en vigencia el TLC. El TLC es responsable por la grandes pérdidas de trabajo y la rebaja en el nivel de vida en Canadá y Méjico también.
La marcha contra el ALCA empezó con una manifestación en Bayfront Park. Pero la mayoría no llegó porque no fueron permitidos por la policía antimotín. Helicópteros y vehículos armados con cañones de agua estuvieron presente como amenaza. Las autoridades pararon autobuses en la ruta I-95, en camino a la manifestación, y algunas fueron forzadas a devolverse.
Los acuerdos negociados por la AFL-CIO y grupos locales de la comunidad fueron arbitrariamente cancelados, causando caos para los miles que llegaron a hacer sentir su oposición. Richard Trumka, secretario tesorero de la AFL-CIO, le dijo a los manifestantes, “Miles están siendo detenidos y prevenidos de llegar aquí y marchar con nosotros. Queremos que ellos sepan que sus voces no serán silenciadas”.
La presencia paramilitar de más de 40 agencias policiacas empezó temprano el lunes antes de la apertura de la cumbre. Líderes de la semana de actividades temían la posibilidad de una provocación de parte de la policía para justificar los $8,5 millones gastado en seguridad. Mientras la semana de acción continuaba, las violaciones de las libertades civiles aumentaban.
Leo Gerard, presidente del sindicato Obreros Siderúrgicos Unidos, hizo un llamamiento a los manifestantes para mantener activa la lucha por la justicia. “Cuando nos vayamos de esta marcha y regresemos a nuestros hogares, asegúrense que la gente conozcan el tipo de represión que sufrimos a las manos de la policía ... Ellos pueden tratar de pararnos hoy, pero nadie puede parar el estallido de ideas, venceremos”.
Se puede comunicar con la autora al jleblanc@pww.org.
Mientras miles marchan Países resisten el ALCA