George W. Bush: Un peligro a la Constitución

Primera de cuatro partes

A través de la historia de Estados Unidos la clase dominante ha oscilado entre dos métodos de gobernar. La mayoría del tiempo se nos invita a incorporarnos al proceso, y asegurados que nuestros derechos a la libertad de expresión, proceso debido, y la participación democrática protegida. En otros tiempos, cuando otros sectores de la clase dominante están en control, la situación puede cambiar rápidamente. Bajo Bush y Ashcroft estamos en una situación de más represión.

Ambos métodos tienen el propósito de proteger la posición de la clase dominante y preservar el sistema capitalista. Bajo ambos, la clase trabajadora y sus aliados organizan y luchan por sus propios intereses. Este año la pregunta pertinente política es ¿cual método de gobierno capitalista mejor permite a la clase trabajadora organizar libremente y defender sus intereses mejor?

Algunos entre la izquierda piensan que no hay ninguna diferencia entre los candidatos y los partidos, o que la lucha popular mejor avanza bajo un régimen aun más represivo. Por consiguiente, oímos decir que Kerry, que votó por la Ley Patriota, destruirá los derechos del pueblo igual que Bush – y es verdad que se han usado métodos represivos por administraciones demócratas. O nos dicen que una victoria de Bush nos traerá tanta represión que “despertaró al pueblo” con el resultado que el capitalismo será derrocado por las masas en rebelión. Los que hablan así, evidentemente no han leido la historia de Alemania en los 1930s y 1940s.

La evidencia muestra que hay diferencias significativas entre Kerry y la mayoría de los demócratas, y Bush y el grupo más poderoso de republicanos, en cuestión de como bregarán con las libertades civiles y los derechos constitucionales. Y esto hace una gran diferencia en el futuro de las luchas del pueblo.

El 26 de octubre 2001, mientras el país estaba todavía enfurecido y de luto por los ataques del 11 de septiembre, y mientras el trabajo diario del Congreso estaba interrumpido por el espanto de ántrax, el Congreso pasó y el presidente Bush firmó la Ley Patriota. Con maniobras cínicas, la administración Bush y el liderazgo republicano del Congreso hechó al lado un proyecto de ley menos peligroso auspiciado por los demócratas e impusieron la Ley Patriota sin ninguna vistas públicas y con solo un mínimo de discusión en el mismo Congreso. Al fin y al cabo, solo un senador y 72 representantes votaron en contra del proyecto, la mayoría de estos demócratas liberales.

La Ley Patriota crea una nueva definición del terrorismo que puede ser utilizado contra los sindicatos, grupos de derechos civiles y otros movimientos y organizaciones democráticas. Permite al gobierno más amplios poderes de vigilancia, incluyendo acceso a nuestros récords médicos, comerciales o que libro sacamos de la biblioteca. Permite registrar la casa o oficina de una sin decirle nada hasta tres meses después, y solo si uno pregunta, a través de una orden de registro emitida por una corte secreta. En sección tras sección de la ley, los tribunales están marginalizados. Los jueces federales los paran revisar las órdenes de registro o las funciones se le quitan a los tribunales federales normales y se le dan a las cortes secretas, que son parte de la rama ejecutiva y no judicial, y que no son parte de sistema de apelación.

Además de la Ley Patriota promulgaron otras leyes y órdenes ejecutivas, todas con el propósito de fortalecer la posibilidad de la rama ejecutiva poner gente bajo vigilancia sin envolver los tribunales.

El Congreso trató, débilmente, parar algunas de estas cosas (hasta algunos republicanos dicen que es demasiado), pero la administración Bush sigue adelante promulgando Órdenes Ejecutivas para hacer lo que el Congreso no apoye.

La administración Bush muestra un interes en marginalizar no solo a la rama judicial, sino a la legislativa. Esto no es solo una violación de los derechos del pueblo, sino un ataque contra el principio básico constitucional de separación de poderes. Cosa que puede encaminarnos a la dictadura.

Emile Schepers es un veterano en la lucha por los derechos civiles y constitucionales. Se puede comunicar con él al pww@pww.org.