A pesar de protesta mundial, Israel intensifica guerra

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A solo días después de que una bomba israelí cayo sobre un edificio residencial en la aldea libanesa del sur, Qana, matando a 62 civiles, entre estos 35 niños – provocando horror mundial – el gobierno israelí bruscamente rechazó llamadas mundiales en favor de un cese de fuego inmediato.

En vez, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, con todo el apoyo de la administración Bush, rápido rompió con su compromiso de cesar el bombardeo por 48 horas y envió 7.000 tropas con el apoyo aéreo, tanques y excavadoras blindadas, más adentro del sur de Líbano el 1 de agosto. Según un general de división israelí.

“Si la campaña militar hubiese terminado hoy”, Olmert le dijo a los graduados de una escuela militar, “podríamos decir con certeza que la faz del Medio Oriente ha cambiado siguiendo los grandes victorias del Ejército israelí y el pueblo israelí”.

Mohamé Shalhoub, de 38 años, sobreviviente del masacre del 30 de julio en Qana, sin duda tiene una una perspectiva diferente. Cuando el misil israelí cayó, “Yo sentí como que me estaban virando en círculos y que la tierra estaba subiendo y la tierra me estaba tragando”, él le dijo a un reportero del diario The New York Times.

El periodista dijo que Shalhoub parecía aturdido. Y con buena razón, él perdió a su madre, esposa y sus cinco hijos y un sobrino en el ataque. Todos se habían refugiado en el edificio por la campaña israelí de bombardeo.

Mientras corría la noticia de la atrocidad, oficiales israelíes trataron de desviar la creciente furia diciendo que el edificio podía ser un almacén de municiones o que militantes de Hezbolá habían estado lanzando misiles cerca. Después admitieron que ninguna de las afirmaciones eran verdad.

El periódico The Washington Post dijo que fragmentos encontrados cerca muestran que las bombas pudieron ser manufacturadas en EEUU.

Horas después del masacre en Qana, el primer ministro libanés Fouad Siniora, un alidado de EEUU, le dijo a la secretaria de Estado de Bush, Condoleezza Rice, que se quede alejada hasta que pueda producir un cese de fuego inmediato. Rice canceló bruscamente sus planes de visitar a Beirut.

Los únicos que se mantuvieron en contra de un cese de fuego inmediato e incondicional fueron EEUU, Bretaña e Israel. Irlanda bloqueó el uso de sus aeropuertos para el transporte de bombas estadounidenses a Israel.

Veinte días después de empezar el conflicto, fuentes libanesa reportaron que hay más de 750 libaneses muertos, más de 3.000 herido y más de 750.000 refugiados. Esfuerzos de ayuda humanitaria, ellos dijeron, son impedido por las fuerzas militares israelíes.

Grande áreas del país, inclusive pueblos como Bint Jbail, fueron reducidos a escombros por el bombardeo, y varias áreas cerca de donde almacenan petróleo fueron convertido en catástrofe ecológicos.

Las autoridades israelíes dijeron que 54 israelíes han muerto desde el empezar del conflicto, 19 de estos fueron civiles. Los misiles de Hezbolá continúan caer sobre Israel, a veces más de 100 al día.

A pesar de la superioridad abrumadora del poder de fuego de Israel, las tropas israelíes se enfrentan a un movimiento creciente de resistencia popular, que incluye aunque no se limita a Hezbolá.

El número creciente de muertes ha motivado llamados dentro de Israel en favor de un fin al bombardeo de Líbano y la franja de Gaza, y por el retiro de todas las tropas israelíes.

Gush Shalom, grupo pacifista israelí, citó un artículo en el periódico Yediot Aharonot sobre un capitán de la reserva, Amir Fester de 32 años, que fue a la cárcel la semana pasada en vez de obedecer órdenes de entrar a Líbano.

“Él no es parte de la izquierda radical, pero en los últimos días él se ha estado sintiendo más y más que la guerra no es justificada”, su novia Nitzan Lahav le dijo a la prensa. “Más continuaba la guerra, más crecía su agitación. Al principio como todos nosotros apoyamos la guerra, pero llegamos a la conclusión dentro de dos semanas que habría un acuerdo con los libaneses. ¿Pues porqué no pararla ahora y poner fin a la matanza?”.

Oposición a las acciones israelíes eran evidente entre las comunidades judías en EEUU. En el número del 31 de julio del The New York Times, bajo el título de “Fin a la masacre en Líbano, Israel, y los Territorios Ocupados”, por un grupo de como 30 personalidades conocidos académicos, religiosos y políticos, firmaron un anuncio de página completa auspiciado por la revista judía Tikkun. El anuncio, que reclama el fin de la pelea inmediatamente y por una solución negociada, también fue firmado por 2.500 otros.

Fisuras eran evidente en el Congreso de EEUU. Además de la resolución introducida la semana pasada por el congresista Dennis Kucinich que busca un cese de fuego inmediato, la representante Sheila Jackson-Lee introdujo uno que básicamente piden los mismo y “una resolución integral y justa al conflicto árabe-israelí”.

En una declaración el 1 de agosto, el Partido Comunista Libanés dijo que la escala del ataque israelí muestra la presencia de largo plazo, de un plan de diseño estadounidense para avanzar el concepto de Washington de un “Nuevo Medio Oriente”, que “Estados Unidos han estado trabajando para hacer realidad desde que empezó su invasión de Irak”. Siria e Irán también son blancos del plan, dijeron los comunistas.

Los comunistas también exigieron un cese de fuero inmediato y llamaron por la solidaridad mundial. Ellos urgieron la unidad nacional para luchar por expulsar a Israel del territorio libanés, incluyendo el área de Granjas Shebaa, ocupado por Israel desde 1981.