NACIONES UNIDAS — “Bush está aquí”, dijo la mujer trabajando en el café dijo sin entusiasmo a su compañera de trabajo. Cuando el presidente George Bush viene a Nueva York o encuentra indiferencia o protestas. Esta vez no fue diferente. Bush estaba en Nueva York junto con numerosos otros presidentes, primer ministros y jefes de estados para la apertura de la Asamblea General de la ONU.

Debido a las dificultades que el partido político de Bush tiene en cuestión de las elecciones el próximo noviembre, junto con el aislamiento de su administración en la comunidad mundial, él pronunció un discurso minuciosamente escrito el 19 de septiembre que hace un resumen de la política exterior de su administración. El discurso fue un intento de encubrir un historial de desdén por la diplomacía internacional y pintar un cuadro lindo de su fracasada política en el Medio Oriente, y a la misma vez abogar por una guerra contra Irán.

El presidente, que rechaza reconocer la realidad de lo que está pasando en Irak, Afganistán, Líbano y Gaza, le dijo a el organismo de 192 estados que la “paz está tomando raíz” en el Medio Oriente. Comparado con ese discurso, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, dijo, “Si el patrón actual de enajenación y violencia sigue por más tiempo, existe el problema grave de que el estado iraquí se derrumbe en medio de una guerra civil de grande escala”.

El discurso de Bush recibió aplauso escaso de la mitad de los delegados, cosa poco común porque tradicionalmente o todos aplauden o ninguno aplaude.

No obstante, en las calles de Nueva York la opinión sobre Bush no estaba restringida por las consideraciones diplomáticas. Trabajadores de la construcción, choferes de taxis y numerosos otros neoyorquinos mostraron respaldo para lo que se estima fueron 3.500 que protestaron en contra de la guerra en Irak organizados por la coalición Unidos por la Paz y Justicia.

“Yo estoy de acuerdo con todo lo que dicen”, dijo Andrew Wright, integrante del Sindicato de Carpinteros. “Estamos en contra de la guerra”, dijo su compañero de trabajo Mike Miller.

Entre los miles que protestaron se encotraba Colleen Kelly del Bronx y una fundadora de Familias del 11 de Septiembre por Mañanas Pacíficas. Kelly perdió a su hermano en los ataques contra las Torres Gemelas, pero poco después se dio cuenta de que la guerra no pondría un fin al terrorismo y nunca creyó en Irak estaba envuelta en los atentados del 11 de septiembre.

Y “mira lo que tenemos ahora”, ella dijo, “de acuerdo a las estadísticas del mismo departamento de Estado, los ataques terroristas han aumentado mucho”, agregando que las amenazas contra Irán son muy parecidas a las que se hicieron contra Irak antes de la guerra.

Kelly y otros en su grupo subrayaron que la diplomacía de “gente a gente” es un método que puede ayudar poner fin a la violencia, guerra y terrorismo. “Las Naciones Unidas es una herramienta importante en la caja de herramientas”, ella dijo.

Neteca Petgrave, organizadora del Local 1199 de trabajadores de la salud, dijo que ella y sus compañeras y compañeros en el sindicato estaban “fuertemente opuesto” a la guerra. Petgrave, que era trabajadora de salud en la casa de los pacientes y que migró desde Jamaica hace más de 30 años, dijo que muchos de los trabajadores integrantes del sindicato tenía hijos e hijas en Irak. “Uno de las nuestras perdió a su hijo en Irak la semana pasada. Necesitamos poner fin a esta guerra ahora”.

“No podemos rendirnos. Tenemos que continuar la lucha”, dijo Petgrave, añadiendo que derrotar a los republicanos en las elecciones para el Congreso este noviembre haría la diferencia en la pelea contra la guerra.

Mientras tanto, en la ONU, los líderes del mundo hablaron sobre las cuestiones que aflige al mundo. Irán y la energía nuclear, Irak y el imperialismo estadounidense, la invasión israelí de Líbano y los territorios de Palestina, el Sudán y Darfur y la creciente violencia en Afganistán fueron los temas principales.

Haciendo un fuerte reproche de la política bélica estadounidense “preventiva y unilateral”, el primer ministro italiano Romano Prodi dijo, “Ningún país, no importa que fuerte y poderoso, puede tomar tal retos tan complejos solo. Necesitamos reforzar el multilateralismo, por el cual yo quiero decir restaura el papel central, fundamental de las Naciones Unidas”.

Numerosos discursos retaron el punto de vista de Bush de hay un Medio Oriente más pacífico y llamaron por soluciones al conflicto israelí y palestino. El presidente francés Jacques Chirac abogó en favor de que la gente tengan la audaz de buscar la paz como “Rabín y Arafat”.

El presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva fue claro en que la pobreza, especialmente en el sur, es el factor principal de la inestabilidad e desigualdad que el mundo enfrenta.

La agenda de la Asamblea General incluye cuestiones de paz y seguridad, desarrollo económico, derechos humanos, desarme nuclear y reforma de la misma ONU. Un nuevo secretario general será nombrado y un Consejo de Seguridad nuevo elegido. Hay cinco miembros permanente de Consejo — China, Rusia, EEUU, Francia, y el Reino Unido — y el resto son elegidos por la Asamblea General.

Venezuela, con su indomable presidente Hugo Chávez Frías dirigiendo el camino, está postulándose para el Consejo de Seguridad. Chávez, con muchos otros, está abogando por cambios drásticos al organismo mundial para reducir la influencia de EEUU y los otros miembros permanentes. Entre las reformas están la expansión de Consejo de Seguridad, medidas más efectivas para bregar con los conflictos mundiales, más poderes para el secretario general y un fin al veto de cualquier resolución por los miembros permanente.

Subrayando los problemas, el presidente sudafricano Thabo Mbeki, en representación de su país y un grupo de 133 otros estados en vía de desarrollo, dijo que la Asamblea General había hecho planes para poner fin a la pobreza y controlar las enfermedades en el mundo en desarrollo, no obstante, “algunos de los países desarrollados han consistentemente negado implementar” los acuerdos que “aliviarían la miseria de los pobres”.