A más de 45 días después que el presidente hondureño, Manuel Zelaya, fue depuesto por un golpe de estado cívico-militar las organizaciones populares todavía están movilizando gente a tomar las calles, hacer manifestaciones y paros laborales para demostrar el repudio total al gobierno golpista de Roberto Micheletti.

Empezando la semana pasada, miles de obreros, campesinos, profesores, estudiantes, y representantes de los pueblos originarios y garifunas marcharon a la capital Tegucigalpa y a San Pedro Sula para participar en gigantescas manifestaciones la semana pasada. Reportes indican que los organizadores planean quedarse en estas ciudades por lo menos una semana entera protestando todos los días.

Mientras tanto, el mandatario golpista, Micheletti, no permitió la entrada de una delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA) dizque por que el secretario general de ese organismo regional, José Miguel Insulza, sería parte de la delegación. Dirigentes de la resistencia al golpe dicen que la verdadera razón por la cual Micheletti no permitía entrar la delegación era para que no vieran las manifestaciones masivas contra su gobierno.

Pero al fin, Micheletti dijo que permitía la entrada de Insulza como observador días después de las manifestaciones principales. La delegación de la OEA está compuesta por los cancilleres de Argentina, Canadá, Costa Rica, República Dominicana, Jamaica y México.

Mientras tanto, el gobierno de facto está tratando de aplastar la resistencia mientras aparenta “democrático” al mundo. Aun así ha impuesto toques de queda hasta de 24 horas, suspendió las libertades civiles protegidas por la Constitución, invadió la autonomía universitaria, está tratando de cerrar a Radio Globo – uno de los medios que reporta sobre la resistencia y se opone al golpe – por citar a la Constitución hondureña que no ampara el golpe. También ha habido desapariciones y muertes de activistas pro-Zelaya igual que encarcelamientos.

La esposa y la hija del depuesto presidente Zelaya también tuvieron presente en la manifestación en Tegucigalpa. Ambas hicieron uso de la palabra.

La primera dama, Xiomara Castro de Zelaya, dijo que la resistencia se mantendrá firme. “Creyeron que el pueblo hondureño se iba a cansar… creyeron que esto termina el miércoles”, dijo ella la pregunta de por qué le cancelaron la visita de los cancilleres americanos.

La primera dama criticó el bloqueo de información. “Han tratado de mantener información falsa diciendo que en Honduras hay paz”, subrayando que no le convenía a los golpistas que los cancilleres vieran a los hondureños marchando contra el golpe.

Castro de Zelaya abogó por más que luchar por el retorno del presidente legítimo. “Aunque venga el presidente Zelaya, vamos a seguir marchando y luchando. Hoy mañana y siempre para lograr las grandes transformaciones de nuestro país, para que la historia de los hondureños cambie, para que los beneficios lleguen a los obreros, a los maestros, a los campesinos, a los indígenas”.

“Esto no acaba. Esto más bien comienza”, dijo ella tirando a una lucha por más que el retorno a la constitucionalidad.

La hija de ella, Xiomara Hortencia Zelaya, conocida popularmente como “La Pichu” siguió la misma corriente que su madre.

“Este pueblo continuará resistiendo… cuando venga el presidente nos mantendremos resistiendo”, dijo repitiendo las palabras de su madre. “A él le quieren poner condiciones a su regreso. Yo quiero preguntarle al pueblo hondureño…. Porque ya esta iniciativa de la Asamblea Nacional ya no es de Mel Zelaya. Es del pueblo hondureño”.

La Pichu preguntó por qué a previos políticos, inclusive al mismo Micheletti, cuando trataron o cambiaron la Constitución sin consultar con el pueblo hondureño no los condenaban. “Hoy al primer hombre que se levanta antes del pueblo y les pregunta si quieren modificar la Constitución lo condenan”, exclamó. “¿No les parece a ustedes ilógico?”, preguntó.

Siguió su corto discurso apuntando a quienes le sirve el golpe y la vieja política. “Aquí no existen leyes mas para las clases privilegiadas que hacen y deshacen esa Constitución como quieren. Han pisoteado al pueblo hondureño y no lo vamos a permitir más”.

Ella critico a los políticos “que han conspirado en contra la Constitución, en contra de la democracia. Y los que están detrás de asesores con sus rostros ocultos y los que están atrás que han son los verdaderos conspiradores y planificadores del golpe”.

Mientras tanto, el presidente Zelaya sigue con la ofensiva diplomática a nivel internacional visitando a los presidentes mexicano y brasileño y a la canciller estadounidense, Hillary Clinton. Algunos sectores han criticado al gobierno de EEUU porque el presidente, a pesar de declarar que solo reconoce a Zelaya, no se ha reunido con su homólogo hondureño como lo han hecho los presidentes de América Latina.

Cuando salió la noticia de que el departamento de Estado norteamericano no declararía al golpe un golpe hubieron manifestaciones de repudio antes la Embajada estadounidense en Tegucigalpa. Si la cancillería estadounidense declara legalmente que fue un golpe lo que pasó en Honduras, las leyes estadounidenses los obligaría a suspender ayuda financiera a los golpistas.

El presidente ha estado pidiendo que el gobierno de Barack Obama haga más de lo que hace. “Estados Unidos ha mantenido una posición firme, pero puede hacer más porque 70 por ciento de la economía de Honduras se hace con Estados Unidos, que puede apretar fácilmente a los golpistas y revertir ese mal ejemplo para América Latina”, dijo en una entrevista en Brasil.

Esta posición se ha repetido hasta en los pasillos del poder en Estados Unidos. Un grupo de 16 congresistas le han escrito una carta pública a Obama exigiendo “más medidas en contra del gobierno de facto”. Los 16 congresistas, encabezado por Raúl Grijalva del estado de Arizona, urge a Obama “públicamente denunciar el uso de la violencia y represión de los protestantes pacíficos, el asesinato de organizadores políticos pacíficos y toda forma de censura e intimidación dirigida contra los medios informativo”.