Ataque derechista desde la universidad

Segunda de dos partes

Huntington se presenta como un “patriota ... profundamente preocupado por la unidad y fuerza de mi país ...” ¿Qué dice esto de como él se siente sobre los que no están de acuerdo con sus ideas reaccionarias, especialmente los latinoamericanos de EEUU, que serían los primeros en estar en desacuerdo con él? ¿Que son anti patriotas y pues una amenaza a la sociedad estadounidense?

Desafortunadamente, entre los liberales que critican a Huntington, hay algunos que aceptan la premisa básica de asimilación. Estos argumenta, por ejemplo, que Huntington está equivocado porque los inmigrantes latinoamericanos se asimilan. Estos ofrecen como “prueba” el hecho de que estos inmigrantes aprenden inglés y se hacen ciudadanos.

Un punto de vista verdaderamente democrático apoya pleno derechos de las minorías nacionales. Especialmente para los de Méjico, país que perdió la mitad de su territorio por robo imperialista.

Igualmente para los puertorriqueños. La minoría nacional puertorriqueña en EEUU existe a razón de la inmigración causado por los males económicos que Puerto Rico sufre como colonia de EEUU. La democracia exige que todos los poderes soberanos sea transferida al pueblo puertorriqueño para que esa isla-nación pueda unirse a la comunidad internacional como socio igual. A la misma vez los 3,4 millones de puertorriqueños en EEUU se le deben garantizar todo derecho a su idioma y cultura, un derecho que también debe extenderse a todos los otros latinoamericanos en el país.

La pregunta surge. ¿Porqué ahora? ¿Necesita el imperialismo norteamericano encontrar otro “diablo extranjero” dentro de su propio territorio, igual como en el exterior?

Últimamente, se está viendo a los latinos como una poderosa fuerza política debido al crecimiento en la población y el creciente número de los que se están haciendo ciudadanos. Muchos de estos han visto la devastación que la política económica neoliberal ha causado en sus países de origen. Muchos vienen a EEUU como refugiados económicos y para escapar los disturbios sociales resultado de la política económica anti popular. Llegan para solo encontrar que por razón de la discriminación nacional y racial relegados a los trabajos más fuerte, peligrosos y menos pagados, cuando encuentran empleo.

Con el crecimiento del voto latino se ve que son una fuerza, que junto con otras fuerzas populares, pueden ganar para mejorar las vidas en EEUU. La derecha republicana (y algunos demócratas también) quiere esos votos y están cortejando al voto latinoamericano con lo que Raúl Yzaguirre del Consejo Nacional de La Raza llama “política de piñata”, - polítios tomándose fotos en las comunidades hispanas comiendo, bailando y hablando español, en vez de hablar de los problemas que afectan esas comunidades y soluciones verdaderas.

Huntington no es un observador académico con posiciones extremas. Él compone parte del aparato ideológico de la derecha.

La Universidad de Harvard ha recibido más de $4,7 millones de la Fundación John Olin en un periodo de 15 años para programas dirigido por Huntington. Esta fundación, cuya familia se enriqueció a través de las químicas y municiones, ha financiado organizaciones ultraderechistas. Desde 1986 al 2002 Olin le dio más de $8 millones a la Fundación Heritage, más de $6,6 millones para el American Enterprise Institute, y para el Instituto de Manhattan para la Investigaciones en Política Pública. Esta última, según el grupo liberal People for the American Way, es “una fuente preferida de información” del ex alcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, porque esta “aboga por la privatización de servicios de sanidad y el mantenimiento de la infraestructura, desregulazación en el área de protección ambiental y del consumidor, vales escolares, y recortes en lo que el gobierno gasta para programas de bienestar público”.

El Instituto Manhattan en cambio financió las obras de Charles Murray, uno de los autores de The Bell Curve, con sus posiciones anti científicas racistas, y Losing Ground, libro que argumenta que los programas sociales le causan daño, en vez de ayudar, a los pobres y las minorías.

Si las palabras de Huntington vinieran de la boca de fascistas declarados o del Ku Klux Klan, serían más fácil descartarlas como las palabras de un loco de la periferia, y quizás artículos como este no serían necesarios. Pero, Huntington es un catedrático aceptado y respetado en muchos círculos, incluyendo los liberales. Su punto de vista llegan a los que toman las decisiones en el gobierno federal, ambos republicanos como demócratas. Esto hace que su punto de vista sea aun más peligroso.

Este artículo fue publicado originalmente en www.politicalaffairs.net. Se puede comunicar con el escritor al jacruz@pww.org