Peregrinación para la justicia en Illinois

BATAVIA, Illinois — Cargando banderas norteamericanas y pancartas de Jesucristo y la Virgen María, todo al ritmo de tambores coreanos, 400 trabajadoras inmigrantes con sus familias y aliados desfilaron 80 kilómetros (50 millas) desde Chicago a la oficina del presidente de la Cámara de Representantes federal, Dennis Hastert, para exigir acción sobre la reforma migratoria, y un fin a las redadas y deportaciones.

La Caminata Pro Justicia para los Obreros Inmigrantes tuvo que aguantar el calor del fin de verano, y un día de lluvia. Terminó con un mitin el Día del Trabajo de 2.500 personas que incluyó gente que llegaron en autobuses de las ciudades y los pueblos alrededores. Los manifestantes prometieron que la próxima marcha iba a ser a las urnas el 7 de noviembre.

Joshua Hoyt, director ejecutivo de la Coalición de Illinois pro Derechos de Inmigrantes y Refugiados, dijo, “Vamos a la oficina de Hastert porque él fue el obstáculo más importante de cambiar las leyes de inmigración en este país”. Hoyt agregó, “la estrategía de Hastert es de ganar legislación puramente republicana por medio de imposición y criminalización”.

El evento en su totalidad unió la lucha pro derechos de inmigrantes con los derechos obreros. Jorge Mújica, uno de los líderes del movimiento del 10 de marzo en Chicago, calificó a las leyes actuales como “asesinas” porque han causado la muerte de por lo menos 3.000 trabajadores que intentaban cruzar la frontera mexicana con Estados Unidos. “No murieron en el trabajo, sino en camino al trabajo”, dijo. Se dejaron 3.000 cruces en la acera enfrente de la oficina de Hastert.

Mújica hizo un llamado para que se reemplazcan las leyes rotas de inmigración con leyes que permiten que la gente trabaje y logre la ciudadanía, diciendo que las leyes laborales actuales “están de parte de las corporaciones. Este movimiento también es un movimiento obrero y tenemos que cambiar esas leyes”.

Lynn Talbot, vicepresidente internacional del sindicato Unite Here, declaró, “no podemos aceptar ninguna ley de inmigración que divide a los trabajadores y sus familias. No fueron los inmigrantes que cerraron las fábricas, sino las corporaciones”.

Un grupo de obreros, de la fábrica procesadora de lechón Smithfield en Carolina del Norte, se u que están luchando para que su sindicato sea reconocida, se unió a la marcha por un día. Muchos manifestantes se pusieron sus camisetas amarillas como muestra de solidaridad.

Otros cargaban pancartas apoyando a Elvira Arellano, la madre inmigrante de un niño de siete años, actualmente refugiada en una iglesia en Chicago para no ser deportada. Otras familias que se encuentran amenazadas con la separación por las leyes migratorias también marcharon.

El “peregrinaje pro justicia” empezó en el barrio chino de Chicago, pasaron por el barrio principalmente mexicano de Little Village (La Pequeña Aldea), y seguió camino a los suburbios occidentales de Chicago al condado DuPage, un baluarte del Partido Republicano donde la población inmigrante esta creciendo en forma explosiva.

Muchos de estos suburbios están en el Sexto Distrito de Illinois al Congreso donde hay una lucha electoral para reemplazar al congresista republicano derechista Henry Hyde. Por toda la línea de marcha, se oía el grito “Hoy marchamos, mañana votamos”.

Bernie Lee Wong, presidente de la Liga de Servicios Chino-Americanos, marchaba con 50 integrantes de su organización.

“Es importante enviar un mensaje a nuestros oficiales elegidos”, dijo Wong, “en el sentido que este país fue fundado por inmigrantes”. Wong dijo que iba a marchar “hasta el punto que mis piernas aguantan”. Su nieta también marchó.

Devin Davis, un estudiante afronorteamericano de 15 años de edad de la escuela secundaria Senn, estaba entre los manifestantes. Davis, que pertenece al “Proyecto Multicultural de la Juventud”, dijo que participaba para “mostrar mi amor y respeto hacia todo el movimiento. Los inmigrantes tienen que aguantar el mismo trato como recibimos los negros”.

Milton Rosado, presidente nacional del Concilio Laboral por el Avance Latinoamericano, participó en el manifestación en Little Village. “Vamos a continuar con todo este debate”, él dijo, agregando que era “una idea maravillosa ir a la oficina del presidente de la Cámara con un gran mensaje, para que ellos entiendan que esto no se ha callado. Vamos a seguir inscribiendo votantes y movilizar el voto”.

El concejal Ricardo Muñoz del distrito 22 de Chicago fue el único oficial elegido que participó. Él dijo que “Hastert tiene una obligación moral de hacer una ley integral” de inmigración. “Nuestra tarea más allá de marchar es de inscribirnos y salir y votar el Día de Elecciones”.

Pese amenazas de parte de los “Minutemen” de que iban a organizar una manifestación en contra de esta, solo unas decenas llegaron para enfrentarse con los manifestantes en Batavia. Los manifestantes tuvieron que soportar unos comentarios hostiles de personas que pasaron en autos, pero mucho más frecuente fueron los gritos y gestos de solidaridad. Residentes salieron de sus casas para aplaudir al desfile.

Hubo reuniones en comunidades e iglesias por lo largo de la ruta, y los marchantes recibieron alimento y agua de parte de gente en la ruta. Iglesias, organizaciones de paz y justicia y una mezquita organizaron alberguey comidas.

La marcha contó con el apoyo total del movimiento sindical de Illinois. Eliseo Medina, vicepresidente internacional de Sindicato Internacional de Empleados de Servicio (SEIU) y un colega del fallecido César Chávez, dirigente de los trabajadores agrario, tomó la palabra en la manifestación en Batavia. Además del SEIU, el Sindicato Unido de Trabajadores de Alimentos y Comerciales (UFCW) y el Sindicato Unido de la Electricidad (UE) participaron en la marcha entera. En una rueda de prensa al comienzo, Carl Rosen, presidente del Distrito 11 del UE, dijo “no vamos a descansar hasta que exista un sistema justo de legislación migratoria en este país”.

Ron Powell, presidente del Local 881 del UFCW, dijo, “hay un nivel sin precedencias de acción pro derechos de inmigrantes en todo el país. Queremos hacer la historia el 7 de noviembre para cambiar el Congreso”.