Las heridas invisible de guerras injustas

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El caos y matanza terrible en el Fuerte Hood en Tejas la semana pasada nos conmovió a todos. Todos sentimos un dolor profundo por las familias, los queridos y amistades de los que fueron heridos o muertos. Una mayoría creciente del pueblo norteamericano se opone a las guerras en Irak y Afganistán. Pero la oposición a estas guerras no nos roba de la compasión por los heridos ni muertos. Sea combatiendo o como "daños colaterales", los que mueren no son responsable por la política bélica que hace que estas guerras sean tragedias humanas.

El horror del Fuerte Hood trae recuerdos de la guerra en Vietnam.

Mis recuerdos no están relacionados con el combate. Llamado por el Servicio Militar Obligatorio, yo solo pasé poco tiempo en el Ejército de Estados Unidos, la mayor parte del tiempo en la cárcel militar del Fuerte Campbell en Kentucky. Yo me negué entrenar para el combate, y fui claro que no iría a Vietnam.

Parte de mi tiempo en la cárcel fue en confinamiento solitario por tratar de organizar grupos de discusiones contra la guerra en la cárcel. Aunque en confinamiento solitario no se podía ver a los presos de al lado, todavía podíamos gritar entre nosotros. También nos veíamos brevemente cuando nos sacaban de las celdas para hacer ejercicios.

A un lado estaba un joven conscripto que se quitó el dedo grande del pie con un tiro para que le den de baja del Ejército. Al otro lado había un sargento que iba para corte marcial por acusado de haber matado un oficial en Vietnam. Estaba en tránsito al Fuerte Leavenworth en Kansas para su juicio.

Lo del sargento fue esto. Él estaba patrullando cuando vieron a un viejito vietnamita en bicicleta al otro lado de una finca sembrada con arroz. Su teniente le ordenó dispararle al viejo diciendo que era un soldado del Vietcong huyendo. El sargento se negó diciendo que solo era un viejo en bicicleta. La discusión se calentó. Él dijo que lo próximo que supo fue que el teniente estaba muerto. El sargento no tuvo ninguna memoria de como pasó.

¿Por qué llamar esto las "heridas invisible de guerras injustas"? Claro está que este tipo de cosa también pasa bajo las terribles presiones mentales de cualquier guerra. ¿Este tipo de cosa pasó durante la Segunda Guerra Mundial? Quizás. Pero en la Segunda Guerra Mundial casi todo el mundo creía por lo que peleaban. Y la mayoría abrumadora del pueblo norteamericano respaldaba la guerra y la veía como algo necesario y la única manera de derrotar al fascismo. Las presiones mentales "normales" de la guerra no empeoraban por la incertidumbre moral o cuestionamiento de si la causa era justa o no.

Un amigo me habló de la experiencia de su hijo en Irak. Él trató de convencerlo que no se alistara en el Ejército, a pesar de que mi amigo tuvo una carrera como soldado antes de sentirse desilusionado con las guerras de Bush. Después, cuando su hijo lo llamó desde Irak por teléfono satélite, llorando diciéndole que quería irse para casa. ¿Por qué, algo pasó? preguntó mi amigo. La respuesta de su hijo fue, "Papi, si yo tengo que romper otra puerta y ver mujeres y niños corriendo para huir de mi, gritando y llorando, me voy a volver loco".

Yo temo que las heridas invisibles de las guerras en Irak y Afganistán serán peores que las que sufrieron mi generación de la guerra en Vietnam. Esta es tipo diferente de guerra. Me parece que la proporción de civiles inocente muertos a pérdidas militares es mucho más alta en las guerras de hoy. Quizás esa es una de las razones por qué el Ejército reportó el verano pasado que la tasa de suicidio de los soldados rompe récord siendo la más alta en la historia del país. El Fuerte Hood reportó el nivel de suicidio más alto de todas las bases militares.

La crisis económica hace peor el estrés. Tantos jóvenes, especialmente los pobre y de clase trabajadora, son obligados alistarse en los servicios militares porque no hay empleo. Con un nivel de desempleo que rompe récord entre la juventud, para muchos no hay otra opción - hasta por lo que tienen graves reservaciones sobre las guerras de hoy.

Algunos estudios estiman que hasta 35 por ciento de los que pelearon en Irak sufrirán de estrés postraumático. Ya el número de veteranos de Irak desempleados y desamparados está alto. Esto no puede seguir así.

Para empezar curar las heridas invisibles se necesitan medidas de emergencia para poner en un ambiente seguro a los veteranos viviendo en las calles. El programa del movimiento sindical, "Helmets to Hard Hats" (Cascos Militares a Cascos de Seguridad), es un buen empezar que necesita fondos públicos y proyectos de obras públicas.

Una nueva ley para veteranos que garantice educación, empleo y servicios de salud incluso de salud mental es una necesidad.

Y, claro está, tenemos que poner fin a las guerras en Irak y Afganistán. Ahora mismo.

 

Foto pr Steven Doll/Prensa Asociada