Daniel Millis, un organizador del Sierra Club y miembro de nomoredeaths.org, acaba de dar una lección de decencia humana y coraje al derrotar en corte federal acusaciones de ensuciar terrenos federales.
El Servicio de Pesca y Vida Silvestre se querelló contra Millis por dejar recipientes de agua de un galón a lo largo del Refugio Nacional de Vida Silvestre de Buenos Aires, al sur de Tucson, AZ.
El agua era para los inmigrantes indocumentados que cruzan ese aterrador desierto arriesgando sus vidas. Muchos de ellos perecen en el intento debido al intenso calor y al agotamiento.
Pero el Servicio consideró que lo que estaba haciendo este buen samaritano era ensuciar el refugio, pese a que Mills y sus compañeros voluntarios recogen también los recipientes vacíos.
Dos de los tres magistrados del 9no. Circuito Federal de Cortes de Apelación dictaron que el agua no es basura y anularon la decisión de una corte inferior que había dictaminado contra Millis.
"Espero que, después de perder tres de estos casos seguidos, esta gente permita a los voluntarios continuar con su labor humanitaria", dijo William G. Walker, abogado de Mills.
Pero Millis no se mostró victorioso sino triste.
"El día que cambiemos la política federal de fronteras para mostrar respeto por la vida humana será el día que me sentiré reivindicado", concluyó.
Dejar que alguien muera de sed y seguir con la rutina diaria es una gran mancha en el alma. El agua de Millis limpia nuestras conciencias.
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Foto: nomoredeaths.org,