En Florida, una familia lucha para quedar juntos

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Melissa McGuire-Maniau, de 35 años, ya tiene más de seis años de estar casada felizmente con su esposo.  Viven ellos en Winter Park, un suburbio cerca de Orlando, Florida. Juntos crían a dos hijas, una del matrimonio anterior de ella, y su hija mutua de cinco años. La pareja se conoció por primera vez en una cita improvista y se enamoraban.

"Mi esposo tiene 44 años de edad," dice Maguire-Maniau. "Tenía 17 años cuando entró a EEUU legalmente con su mamá de México.  Habla inglés, paga sus impuestos, no tiene antecedentes penales, tiene a una mamá que es ciudadana norteamericana, hijos que son ciudadanos norteamericanos, y una esposa que es ciudadana norteamericana y discapacitada por heridas sufridas en el servicio a la patria".

Pero a pesar de todos estos factores relevantes, se presentaban agentes de la Migración el 5 de octubre para arrestarle y deportarle a su esposo, dice Maguire-Maniau.  Luego de su arresto, dice que lucho duramente para conseguir su libertad. Eventualmente fue liberado y concedido un plazo de un año antes de ser deportado.

McGuire-Maniau quiere saber por qué no ejercían los oficiales migratorios "discreción" cuando tomaban la decisión de detenerlo.

En agosto la administración Obama anunció que iba suspender trámites de deportación contra miles de inmigrantes indocumentados que no ponen ningún riesgo serio a la seguridad nacional ni a la seguridad pública.

Dice Maguire-Maniau que ya hace cuatro años que hizo solicitud para que se quedara su esposo en EEUU.  Dice que su mamá también hizo solicitud a su favor en 1997 y fue aprobada su solicitud un año más tarde. Pero ambos casos están todavía en trámite y no se han podido adelantar.

"Ya tiene más de 14 años tratando de arreglar su estatus legalmente," dijo ella.

"Me importa a mi una reforma migratoria comprensiva porque el sistema actual ha buscado quitarnos a mi esposo de mi y de mis hijos. El sistema me ha fallado, y nos ha fallado realmente a todos los norteamericanos. En vez de perseguir a duros criminales, los oficiales migratorios siguen malgastando los dólares de los contribuyentes persiguiendo a gente como mi esposo".

Subraya ella que toda la experiencia la ha sido increíblemente frustrante, especialmente porque ya hace cuatro años que los oficiales no han reconocido la legitimidad de su matrimonio.  La experiencia ha sido traumática para los niños también, agrega.

"No hay excusa por no haber hecho la decisión a estas alturas, y una tardanza tan tremenda así es un ultraje absoluto," dice ella.

McGuire-Maniau ha hecho todo lo posible para los seres humanos. Ha marchado en el capitolio de la nación a favor de la reforma migratoria, ha conducido rallies y vigilias en su propia ciudad, está trabajando con un abogado de asuntos migratorios, se ha comunicado con los medios informativos, y ha buscado el apoyo de sus oficiales elegidos.

"Lo que sea, yo lo he hecho," declara ella.

Anota ella que la mama de su esposo vino a EEUU para ofrecerles a sus hijos un mejor futuro con mejores oportunidades para realizar el sueno norteamericano.

Describe a su esposo como alguien con un gran sentido de humor, que siempre hace reír a los demás y que da vida a las fiestas. "Trabaja extremadamente duro y es un fiel esposo y buen padre de familia.  Esa es su vida: tiene que ver con familia, iglesia y trabajo".

El es empleado por si e es dueño de un negocio en pequeño como jornalero, dice ella, y sus clientes lo adoran. Muchos de ellos ya están apoyando la lucha de la familia por mantenerse unidos.

"Es realmente una burla y una injusticia.  El sistema actual anda estropeado; simplemente no trabaja," declara ella.

Maguire-Maniau tiene la esperanza de que la gente vaya educarse antes de formularse opiniones sobre cuestiones de migración. "Si la gente descubriera la historia de la inmigración a este país, yo creo que comenzaría a abrirse la mente sobre el tema y a darse cuenta del dolor que sufren familias como la mía".

Enfatiza ella la importancia de votar y de apoyar a candidatos y a oficiales elegidos que defiendan a familias como la suya. "Si no sales a votar, pues realmente no tienes ningún derecho a quejarse," dice ella.

Mientras tanto, un nuevo estudio fue divulgado esta semana por el Pew Hispanic Center, estudio que estima que casi la mitad de los 10,2 millones de los inmigrantes adultos indocumentados en EEUU son padres y madres de niños menores de 18 años. Esta figura, de más o menos 4,7 millones de gente indocumentada que tienen hijos menores de edad queda en gran contraste con el 38 por ciento de residentes legales y el 29 por ciento de todos los adultos nacidos en EEUU que son padres de familia.

Más o menos el 35 por ciento de los 10,2 millones de los inmigrantes adultos indocumentados ya tienen más de 15 años o más viviendo en este país y más del 28 por ciento tienen aquí entre 10 y 14 años.

Jeffrey Passel, uno de los autores del reporte, dice que el estudio fue realizado como respuesta al anuncio hecho por el precandidato republicano a la presidencia Newt Gingrich de apoyo a un "sendero hacia la legalidad" para los inmigrantes indocumentados que ya tienen muchos años viviendo aquí.

"Un hecho consistente que no se aprecia suficientemente entre el público en general es de que los inmigrantes no autorizados en EEUU consisten de familias y no de hombres solteros, que es realmente el estereotipo," dijo él. Agrega él que son ciudadanos una gran mayoría de los niños (el 80 por ciento) con padres inmigrantes.

"Seguimos ofreciendo los resultados de nuestras investigaciones y esperamos que los hechos vayan a tener alguna importancia y que la gente vaya prestar su atención a ellos," dijo Passel cuando fue preguntado sobre el impacto que tendría el nuevo estudio sobre el debate público sobre la inmigración.

"Aunque hayan disminuidos recientemente el flujo de inmigrantes, hay mucha gente que ya se ha establecido aquí y que ya tienen tiempo significante viviendo en EEUU," dice Passel. "Aquí tienen familias, tienen niños en la escuela aquí, y parece que desean quedarse".

Foto: Familia de Florida, de izq. a der.: Delanie, 13, Melissa Maguire-Maniau, su esposo Héctor, y su hija de cinco años de edad, Dakota. Foto cortesía de la familia.