El pueblo ha hablado: Salven nuestras escuelas!

schoolprotest3

CHICAGO -- Cientos de estudiantes, maestros, padres, trabajadores y aliados llenaron el edificio del parque Fuller de Chicago el jueves por la noche para informar a representativos de Las Escuelas Públicas de Chicago (CPS) que no aceptarán el cierre de nueve escuelas públicas en los vecindarios obreros y diversos alrededor de Bridgeport, Kenwood y Back of the Yards.

La reunión fue llena de la solidaridad: padres luchando por contener las lagrimas mientras describieron escuelas que se han convertido en centros críticos de sus comunidades; estudiantes suplicando a CPS a que les deja estos lugares donde se sienten seguros, respetados y estimulados; maestros relatando historias de estudiantes con necesidades speciales quienes, en sus aulas, dijeron sus primeras palabras, leyeron sus primeros libros o escribieron sus nombres por primera vez.

Toma, por ejemplo, la Primaria George B. McClellan, una escuela en Bridgeport. El CPS tiene pensado cerrar McClellan, llamándola "subutilizada".

Estudiante Kamyra Parks, de ocho años de edad, tomó un momento de su tiempo para dar una entrevista al Mundo Popular. ¿Su opinión? "Mi escuela es perfecta".

La madre de Kamyra, Robyn Parks, dice que estaba sorprendida cuando recibió las noticias que el CPS quería cerrar McClellan.

Sra. Parks, como otros defensores de las escuelas públicas, habla de McClellan como una institución vibrante que ha movilizado masivamente el apoyo de los padres y la comunidad por los estudiantes, el 25% de los cuales requieren atenciones especiales.

Ivette Gaston, una representante de la comunidad en el Concilio Local de Escuelas (LSC) y madre de 3 estudiantes en la lista de honor rechazó las alegaciones del CPS: "Cuando dicen subutilizados, no entendemos, porque ya estamos convirtiendo espacios de almacenaje en espacios para estudiantes con necesidades especiales".

Bozena Brogan, la madre de un estudiante con autismo de McClellan, fue a su LSC para pedir un "cuarto sensorial", un espacio con los recursos para ayudar a estudiantes con autismo a sobrellevar las dificultades que suben en las aulas de clase.

Juntas, Gaston y Brogan lo hicieron realidad, fregando pisos y pintando murales para transformar un espacio de almacenaje en un ambiente calmante con luces suaves, colchones, trampolines, y juegos. Otro espacio de almacenaje se convirtió en un cuarto de foniatría; el sótano se convirtieron en sale de arte y danza donde miembros del Ballet Joffrey les enseñan a los estudiantes el arte del movimiento.

Para la hija de Bozena Brogan, estos iniciativos han sido profundamente importantes. Por primera vez, dice Brogan, su hija habla de tener amigos.

Historias como estos muestran el precio pagado cuando cierren las escuelas y sugieren que McClellan es todo menos subutilizado. Como dice madre Josephine Norwood, "esto no es sobre utilización inadecuada, es sobre cálculos erróneos".

La comunidad de McClellan argumenta que el CPS inadecuadamente evaluó la capacidad del edificio, donde un número de aulas designadas para la educación especial por ley no pueden tener más que 10-13 estudiantes, en dependencia de edad.

Norwood dice que el CPS calculó la capacidad asumiendo que cada aula debe tener 31 estudiantes. Defensores de McClellan dice que si se corrige este error, muestrearía que la escuela esta mucho más cerca a la capacidad completa.

El hijo de Norwood ya tuvo que cambiar de escuela dos veces por cierre y dice ella que no va a dejarlo pasar de nuevo.

¿Entonces, los Buldogs tenaces de la primaria McClellan van a poder salvar su escuela?

Director Joe Shoffner citó la movilización de la comunidad como razón por ser optimista.

"Hay señales que nos está escuchando," dice él, "y si nos oye, estaríamos OK."

Sin embargo, últimamente no es cuestión de salvar a McClellan o Sherman o Parkman o cualquiera otra escuela entre los 129 que CPS tiene pensado cerrar.

Hay mucho más en juego que una escuela. La gente reunida aquí y en lugares similares en toda la ciudad está luchando para salvar todas las escuelas públicas en todos los vecindarios de Chicago de un ataque financiado por las corporaciones contra la educación pública.

Su mensaje unánime fue claro en la consigna que gritaron varias veces: "Salva nuestras escuelas, salva nuestras escuelas, salva nuestras escuelas".

Alison Moulton, maestra del quinto grado en la Primaria Hamline dice que su escuela no

es en la lista de escuelas subutilizadas. Ella vino hoy para apoyar esperando, dice ella, que "verán que una escuela es más que un edificio".

Thomas Tobbe, un militante de la Liga de Jóvenes Comunistas (YCL), dice que su grupo se ha involucrado en la lucha porque el cierre de las escuelas es un ataque a la clase trabajadora:

"Estamos acá porque es, primeramente, un asunto de clase. La clase trabajadora paga

por las escuelas públicas con sus impuestos, las apoyan con su participación, y ahora la

educación de sus niños está en peligro. El YCL luchará contra los cierres en solidaridad con los maestros, los padres, los estudiantes y los aliados en la comunidad."

Esta lucha solo está empezando, y un oficial en uniforme de la policía de Chicago trabajando en seguridad para el evento resumió el espíritu de lucha que el pueblo de Chicago trae a la defensa de la educación pública:

"Acabatelos".

Foto: Earchiel Johnson/Peoplesworld.org