Cuando un socialista era un socialistas

OPINION

En el curso del debate vicepresidencial de 1988 el candidato republicano Dan Quayle intentaba trazar un paralelo entre su persona y la de John F. Kennedy. El opositor demócrata de Quayle, Lloyd Bentsen, que había servido con Kennedy en el Senado, miró fijadamente a Quayle y lo dijo firmemente 'Senador, yo serví con Jack Kennedy. Jack Kennedy era un amigo mío. Senador,¡Ud. no es ningún Jack Kennedy!

Cuando los republicanos denunciaron la propuesta de impuestos sobre ingresos de Barack Obama y lo tildaba de 'socialista' durante la reciente campaña presidencial, un comentarista astuto vio la falacia de esta acusación. Refiriéndose a Eugene Debs, uno de los fundadores del Partido Socialista de Norteamérica hace más de un siglo, diciendo, 'Yo sé algo de Gene Debs, y de Barack Obama. [Obama] no es ningún Gene Debs'.

Sin el liderazgo de Debs y, más tarde, de Norman Thomas, el movimiento socialista norteamericano cayo en tiempos duros después de la Segunda Guerra Mundial. Esto les permitía a los republicanos distorsionar la imagen del socialismo en su afán por espantar al público. Durante medio siglo se les han lavado los cerebros a los norteamericanos con la falsa idea de que el 'socialismo' norteamericano se puede equivaler a la Unión Soviética o a Stalin, a la Guerra Fría, a los espías atómicos, o a casi cualquier otro mal. En la contienda presidencial de 2008 el impuesto progresivo sobre ingresos llegaba ser ese mal.

Hace falta que nos digan los republicanos qué es lo que quieren decir ellos con este 'socialismo' tan misterioso y tan temible. Lo cierto es que no tienen en la mente el socialismo de Debs. Además, aceptaron Obama y los que lo apoyaban la acusación de 'socialismo' como legítimo, implicando que el socialismo mismo es algo sospechoso, pero no tiene razón echar esa acusación a Obama. Al fin de cuentas, no es socialista, pero más bien un creyente firme en el capitalismo y en el mercado libre.

Para substanciar sus acusaciones, John McCain, Sarah Palin, Tom DeLay, Newt Gingrich y demás republicanos han escogido como enfoque una cuestión legítima que no tiene lo más mínimo que ver con el socialismo y lo han agarrado como evidencia del supuesto radicalismo de Obama. Esa cuestión es la del impuesto progresivo sobre los ingresos.

Cada vez que discutía McCain o Palin el plan de impuestos de Obama, lo denunciaron como 'compartir las riquezas' o 'redistribución de ingresos'. Sin embargo, el plan de Obama busca imponer tazas de impuestos progresivamente más elevados a los norteamericanos más adinerados que gozan de ingresos sustancialmente mayores a los de la inmensa mayoría de los contribuyentes. Es una idea que ha ganado el apoyo de las mentes más brillantes tanto de demócratas como de republicanos durante más de un siglo.

Aunque apoyaron agresivamente Debs y Thomas una ley de impuestos progresivos sobre ingresos, no fueron los socialistas los que lograron su aprobación. Esta pasó bajo una administración republicana, 1909-13, en forma de la Enmienda XVI a la Constitución Federal. En un esfuerzo bipartidista apoyaban ambos partidos principales la imposición de un impuesto sobre ingresos. En su forma inicial, cayó el impuesto solamente sobre los hombros de los contribuyentes de ingresos elevados, no a la gran mayoría de los trabajadores norteamericanos. No fue hasta años después que pagaban este impuesto los norteamericanos ordinarios.

Warren Buffet, quizás el más destacado capitalista de la nación, ha condenado en varias ocasiones la injusta ley actual de impuestos que favorece a los ricos. Ha ofrecido grandes cantidades de dinero a los que aparezcan en la lista Forbes de ejecutivos principales, si pueden comprobar que sus recepcionistas pagan una tasa de impuestos más baja que ellos. Y nadie las ha cobrado. En su llamada por un justo impuesto progresivo, declara Buffet que él paga como impuestos más o menos el 17 por ciento de sus ingresos totales, mientras su secretaria paga casi dos veces esa cantidad. Acaso, ¿se transforma Buffet en socialista con protestar contra esta situación?

La razón tras la ventaja de Buffet es que se aplican a las ganancias capitales tazas reducidas de impuestos que han sido incluidas en la ley desde su comienzo. Estas tasas de impuestos sobre ganancias capitales solo se aplican a ingresos que provienen de inversiones, y no a los salarios.

Estas provisiones ventajosas se encuentran incrustadas en una ley de impuestos que corre a tomo tras tomo. Tiene que ser tan largo para incluir todas esas ventajas especiales. Estas ventajas no son para los norteamericanos ordinarios. Muy al contrario, constituyen un buen ejemplo, pero al revés, de un sistema de impuestos 'redistribución de riquezas' del cual McCain intentaba pintar a Obama durante la campaña presidencial.

Es cierto que estas ventajas sí hacen redistribuir los ingresos los a los ricos. Se comparten los ingresos con los que menos los necesitan porque esos ya tienen bastante. Y el 47 por ciento de los votantes norteamericanos tragaron el reclamo de McCain de que hasta un aumento modesto de impuestos a los ricos ¡sería una idea radical socialista!

Hasta la fecha apoyan los socialistas el concepto de un impuesto progresivo sobre ingresos, pero comparten este punto de vista con republicanos y demócratas progresistas, como son Warren Buffet y Barack Obama, figuras que jamás se asociarían a si mismos con el socialismo.

La gran mayoría de los norteamericanos nunca han oído hablar de Eugene Debs, pero sí son capaces de reconocer un fraude cuando lo oyen. Ralph E. Shaffer es profesor de historia en la Universidad Estatal Politécnica de California. Este artículo fue distribuido a través del Servicio Noticioso Histórico.