¿Golpe en California?

La campaña por la destitución del gobernador demócrata de California Gray Davis se ve similar al de otro golpe republicano en Florida. La situación está flexible y volátil, pero las fuerzas sociales y de clases están tomando forma para la gran batalla.

Aunque el hombre al frente de este intento antidemocrático es el congresista republicano Darrell Issa, las huellas de la administración Bush se notan. En junio, el líder republicano del senado estatal, Jim Brulte, copresidente de la campaña de Bush en 2000, notó, “California tiene la gran oportunidad de ser un estado que añade 55 votos [electorales] a una gran victoria [presidencial] republicana, o un estado donde quemar recursos demócratas”. Este mes Karl Rove, estratega de Bush, estaba reunido con líderes nacionales y del estado del Partido Republicano en Bohemian Grove.

Bush perdió a California contra Al Gore por 1,4 millones votos. Cualquier percepción del público de que la administración está envuelta puede ser problemático para ellos porque hay muchos votantes con coraje todavía sobre las tácticas republicanas en Florida en el 2000.

Además en cuestiones de la economía, salud, Irak, el derecho a escoger, derechos civiles, el ambiente y otras, la política de Bush están opuestas a la mayoría de California.

Los republicanos quieren borrar “años de progreso”, dijo Art Pulaski, secretario tesorero de la Federación del Trabajo de California.

Davis es un político del centro propenso a la influencia empresarial, pero ha favorecido legislación importante en favor del trabajador y el pueblo, aunque a veces bajo presión popular.

La derecha dice que Davis administró mal las crisis de energía, economía y el presupuesto. En realidad es la crisis económica y la política de la Bush que favorece las corporaciones que pusieron el estado en la peor crisis desde los 1940s.

La desregularización de electricidad pasó con un gobernador republicano hace años. También fue Ken Lay, jefe de Enron y amigo de Bush, y los monopolios de energía quienes buscaron las superganancias en el mercado eléctrico. Y fue la Comisión Federal de Regulaciones de Energía de Bush la que votó para negarle alivio a los consumidores de California. Es la minoría republicana la que tiene de rehén al presupuesto en busca de recortes en programas sociales y para el ambiente de California.

La mayoría de la gente se opone a la mayoría de los aumentos de impuestos y pagos que Davis y los demócratas buscan y esto contribuye a él no ser popular. Pero este año Davis apoya un proyecto del senador John Burton y otros demócratas progresistas para el impuesto que la mayoría de gente sí apoya – subir los impuestos a los ricos para pagar el déficit del presupuesto.

Complicando la situación está la tal llamada Ley de Privacidad Racial que está en la papeleta para octubre 7, junto con el voto sobre Davis. Si pasa esta iniciativa prohibe a agencias del gobierno estatal o local de clasificar a gente por raza, etnia, color o origen nacional – cosa que los hace difícil, si no imposible, evaluar los programas diseñados a erradicar la discriminación racial o nacional. Muchos lo ven como una ley racista y antidiversidad.

Para derrotar esta propuesta y la destitución se necesita envolver más a los sectores progresistas del pueblo dentro y afuera del Partido Demócrata. Significa ganarse los del medio y, por lo menos, neutralizando lo más posible los de la derecha.

Si Davis es destituido será un republicano con mucho dinero que quede electo, uno que le daría mucha ayuda a Bush en su reelección.

Juan López es organizador de distrito del Partido Comunista para Norte California y se puede comunicar con él al ncalview@igc.org