Un día como pocos

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La importancia del significado que tiene para toda la humanidad, sin exageración, la fecha del 8 de Marzo, como Día Internacional de la Mujer, se ha hecho casi incomparable. Se me ocurre que solamente la celebración del 1° de Mayo, Día Internacional del Trabajador, le es similar en alcance y objetivo.

Pero no es en tal sentido que hoy quiero referirme a esta fecha, sino más bien en cuanto a los resultados concretos que arroja para mujeres y hombres, de nuestro país y de todo el resto del mundo, la creciente lucha por lo que se ha dado en calificar como "igualdad de géneros", y que yo prefiero considerar más bien como una parte de la multisecular lucha de toda la humanidad, desde los tiempos más remotos, por liberarse de todas las formas de opresión.

Pues es una lucha que en lo fundamental persigue la liberación del trabajo femenino, en todas sus múltiples variantes, ya que no se debe olvidar que no está limitada al hogar, a la opresión de la mujer por su marido, que ha sido hasta ahora la más común, sino que también se expresa en la explotación que las mujeres burguesas, capitalistas en verdad, hacen del trabajo de las mujeres obreras, sea en empresas o en las denominadas "labores de servicio".

No se puede negar que acá en Venezuela nuestras mujeres han ganado mucho terreno, sobre todo en áreas de figuración pública, después de la desaparición de aquella medioeval dictadura gomecista que hasta el año de 1935 nos fue implantada por la explotación petrolera, manejada por yanquis y británicos.

Así vemos ahora que en las siete décadas transcurridas desde entonces, con nuevas formas de dictadura, a veces disfrazadas en algún modo de democracias, se han formado en nuestras universidades un gran número de mujeres, egresadas con especialidades muy diversas, y muchas de ellas altamente calificadas. Lo cual significa un gran progreso para un país considerado como del "tercer mundo".

Tenemos ahora yo no sé cuantas mujeres de ministras en el gobierno nacional y una enorme cantidad en cargos de importancia en todo el país, pero la administración pública en general continúa como antes, muy deficiente, es decir, que no es una cuestión de sexo.

Por lo tanto, considero un gran error la lucha por la así llamada "paridad de sexos", pues lo que se debe exigir es eficiencia, bien sea del hombre o de la mujer. Esa sí es la verdadera igualdad.

Recuerdo que en Praga, en la Federación Sindical Mundial, allá en mi recordada calle Opletalova, cierta vez discutíamos al respecto y alguien dijo que entre mujeres y hombres sólo había una muy pequeña diferencia. Entonces una hermosa camarada, Elena, se levantó y lanzó esta consigna: "¡Que viva esa pequeña diferencia...!" Todos aplaudimos con gran entusiasmo tan significativa conclusión.

La igualdad en el papel, en los textos legales, no vale de mucho si la realidad no la consagra. La liberación de la mujer sólo será posible con la liberación del hombre. Porque mujer y hombre corren un mismo destino mientras ambos sean mercancías, como sucede siempre en el capitalismo, bajo cualquiera de sus variadas formas, incluso cuando se visten de socialistas.

Por eso me ha llamado la atención un amplio despacho de la EFE, agencia de prensa, enviado desde Berlín, titulado "Definirán la nueva masculinidad", con sobre título de "La competencia femenina genera cada vez mayor inseguridad en ellos", (El Nacional, Caracas, 20-2-10, sección Ciudadanos, pág. 3). Allí un catedrático alemán dice: "De momento, los hombres se enfrentan a desventajas en el mercado laboral, pese a que se sigue creyendo en su posición dominante."

Si es así, pronto celebraremos el Día Internacional del Hombre...

Publicado en el semanario La Razón, N°791, en Caracas, domingo 7 de marzo de 2010; el Diario Provincia de Cumaná.

Foto: Día Internacional de la Mujer en Barcelona, España 2009 Mutari/http://search.creativecommons.org/?q=International+Women%27s+Day&sourceid=Mozilla-search#