Que sean públicas las fotos de maltratos

El presidente Barack Obama dijo que iba a tratar de prevenir que los tribunales ordenen que se hagan público las fotos mostrando a soldados estadounidenses maltratando a los prisioneros.

Él dijo que dio al revés porque temía que las fotos se usen para “exacerbar a la opinión antiestadounidense” y poner en peligro a las fuerzas militares estadounidenses en Irak y Afganistán.

La administración originalmente dijo que no se opondría a un fallo del tribunal de apelaciones que fijó el 28 de mayo como fecha límite para hacer público las fotos de la mala conducta militar. Los generales en las zonas de guerra dijeron que perjudicaría las operaciones militares en Afganistán y Paquistán si las fotos se hacen públicas.

“Esto no es una situación en la cual el Pentágono escondió o trató de justificar a las acciones inapropiadas”, dijo Obama de las fotos. “En realidad, la consecuencia más directa de hacerlas públicas, yo creo, sería el de exacerbar a la opinión anti-americana y poner a nuestras tropas en más peligro”.

El Pentágono dice que hizo 200 investigaciones sobre los mal tratos conectados con las fotos. El gobierno no ha dado noticias de los resultados de las investigaciones.

Este cambio de Obama sobre las fotos ha generado una ola de reacción negativa de liberales y progresistas que dicen que él se está rindiendo a las presiones de los conservadores.

Varias horas después, Obama hizo otra declaración. “Yo quiero subrayar que las fotos que fueron pedidas en este caso no son particularmente sensacional, especialmente cuando son comparadas a las dolorosas imágenes que recordamos de Abu Ghraib”. Él agregó que quería estar claro, otra vez, que “el maltrato de los detenidos no es aceptable. Va contra nuestros valores. Pone en peligro a nuestra seguridad. No será tolerada”.

La controversia sobre las fotos, el ex vicepresidente Cheney apareciendo casi diariamente en los programas televisión en cable en el cual acepta y aboga a favor de la tortura, y los intentos de los republicanos tratar de igualar qué sabía o no la presidenta de la Cámara de Representantes con un gobierno republicano que autorizó una política sistemática de tortura, han servido para distraer la atención pública de los acontecimientos problemáticos con la guerra en Afganistán.

Hasta la fecha no hay ninguna condiciones puestas sobre la asignación de $96 mil millones en el proyecto suplemental que está antes el Congreso. Las semana pasada, la Comisión de Asignación de la Cámara aprobó los gastos para la guerra en Afganistán. El proyecto no contiene ningún límite para un retiro de Irak ni ninguna restricción a guerras en Afganistán, ni en Paquistán.

El congresista David Obey (demócrata por Michigan) está pidiendo que se ponga un límite de un año para ver si hay “resultados”. Otros liberales en el Congreso dicen que sería aun más difícil de retirar los soldados para esa fecha porque como van las cosas sería un atolladero peor que lo que tenemos hoy día.

El representante Jim McGovern, (demócrata por Massachusetts) propone una enmienda a la asignación suplemental de guerra que obliga al secretario de Defensa hacer un resumen para diciembre al Congreso para una estrategia de retirarnos de Afganistán. El Congreso ha otorgado para aumentar la guerra en Afganistán.

La propuesta de McGovern tiene el apoyo de 50 congresistas, pero el gobierno está resistiendo.

La presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi, que está recibiendo críticas por lo qué ella sabía de las torturas de simulacro de asfixia, está ayudando a la administración obstaculizando a que la enmienda de McGovern llegue al pleno del Congreso. El Grupo Progresista del Congreso no ha tomado una posición, ahora por lo menos, de oponerse a la política del gobierno hacia Afganistán y Paquistán. No obstante, el grupo está celebrando vistas públicas diseñadas a desarrollar una posición sobre política en la región.

En el Senado tampoco hay ningún desafío abierto a la política de aumentar las operaciones militares en Afganistán y Paquistán.

La razón de todo esto es que hay un deseo de parte de los liberales y progresistas, en ambas cámaras del Congreso, de no hacer nada que vaya avergonzar al presidente y para darle al gobierno suficiente espacio posible mientras trata de poner fin a la guerra en Irak y simultáneamente tratar con todos los problemas domésticos conectados con la crisis económica. Todos quieren hacer su parte para no permitir que la derecha ponga obstáculos en el camina de la administración y las fuerzas sociales que puso a Obama en la presidencia.

No obstante, los que respaldan la enmienda de McGovern temen que sería menos viable políticamente si esperamos salir de Afganistán. También existe la preocupación de que si seguimos en Afganistán esto puede poner el resto de la agenda de Obama en peligro.