Derecha usa temor contra intereses del pueblo

Comentario

Decirles a los ancianos que van a tener que presentarse antes una “comisión de muerte” que decidirá si siguen viviendo o no es solo otra de las grandes mentiras inventada por la derecha. Más que solo un esquema para destruir los planes para la reforma de salud, es parte de unos esfuerzos para mover el pensamiento político hacia la derecha.

Esto se puede hacer, piensan los derechistas, si crean suficiente reacción en contra de la reforma para que los ancianos se les olvide de las muchas otras cosas que en realidad deben de temer, cosas que se les han impuesto durante los últimos 30 años de gobiernos derechistas.

La primera cosa que debe preocupar a los norteamericanos de la tercera edad, un año después del colapso masivo financiero en los mercados de vivienda y acciones, es que los fondos dispuestos para su jubilación serán mucho menos de lo que se anticipaba.

Hasta los que reciben sus pensiones tras un plan garantizado por sus ex patrones está encontrando que muchos de los beneficios que antes tenía los están revocando.

Después vienen los planes de ahorro individuales de jubilación como los IRA y los 401(k) de los que muchos dependen. Estos han perdido un tercio o más de sus valores.

Una forma de inversión personal para muchos trabajadores y que piensan usarlos para su retiro es el valor que tienen en su casa. Pero eso también se está evaporando con la pérdida de 30 por ciento en el valor de los precios de casas.

Esto significa que el Seguro Social – el programa estatal de jubilación que la derecha ha estado tratando, aunque fracasaron, de privatizar – se queda como la única fuente de ingreso para la jubilación con el que uno puede contar millones de gente de la tercera edad.

Hasta los que más fuerte critican al sistema gubernamental del Seguro Social tienen que admitir que habrá suficiente fondos para cubrir los gastos del sistema por los próximos 28 años. Esto lo hace un programa con que la gente puede contar mejor que cualquier plan del “libre mercado” en la economía.

Aunque el Seguro Social es lo más seguro que pueden tener los jubilados, muchos trabajadores que estaban en sindicatos tienen planes de publicación donde lo que cobran está definido por el plan.

En un plan de beneficio definido, las empresas prometen ciertos beneficios y hace contribuciones regulares al fondo para mantener el nivel de beneficios. Si las inversiones no sacan las ganancias necesarias, los patronos tienen que aumentar sus contribuciones.

Como resultado de la crisis financiera actual, los planes de beneficios definidos están siendo sometidas a muchas tensiones debido a las inversiones que están dando poco beneficios. Pero la mayoría han podido pagar los beneficios básicos que prometieron.

Se debe notar que un plan de beneficios definidos para la jubilación, como el Seguro Social, no viene naturalmente del mercado libre del sistema capitalista.

Es un beneficio que llegó en las negociaciones de convenios laborales, después de la Segunda Guerra Mundial. Estas luchas beneficiaron no solo a los empleados afiliados a los sindicatos, sino que se convirtió el derecho a una pensión garantizada en un beneficio para los trabajadores estadounidenses, incluso los que no están sindicalizados.

Las dos cosas existen que mantienen a los ancianos vivos hoy en día – el Seguro Social y, para un número menor, los planes de beneficios definidos para la jubilación – fueron el resultado de los sindicatos organizando a los trabajadores y el gobierno implementando un sistema estatal como respuesta a las luchas de organización sindical.

El desmantelamiento de tales programas, abogado constantemente por los derechistas, resultaría en la muerte a una edad más temprana de los jubilados y no unas “comisiones de muerte”, ficción de gente como Sarah Palin que dicen es parte del plan de la administración Obama.

La derecha habla de “comisiones de muerte” porque no quieren que los ancianos de den cuenta de que fue la política derechista que lanzó los primeros ataques en contra de sus sueños de una jubilación con seguridad al introducir los planes 401(k) de jubilación que son planes de ahorro “contribución definida”.

En los 1980s, más de 80 por ciento de las empresas grande y medianas ofrecían planes de beneficio definido; hoy, menos de un tercio las ofrecen, con las compañías sindicalizadas siendo las últimas en tener los planes de retiro tradicionales.

Este escritor fue integrante del Sindicato Trabajadores Alimentarios y Comerciales y participé en el comité negociador para el convenio laboral en el norte del estado de Nueva Jersey a principios de los 2000s. Cada vez que se vencía el acuerdo de los carniceros teníamos que enfrentar las demandas de la compañía que dejemos el plan de pensión de beneficios definidos para reemplazarlo con un plan 401(k). Decidimos cambiarle el nombre al plan cuando nos reuníamos con los representantes de la compañía. Lo llamamos el plan 201K porque pensamos que iba valer no más que la mitad de lo que la compañía decía valdría. Sabíamos que 70 por ciento de los fondos serían invertidos en la bolsa de acciones. Eso mismo era la situación cuando la crisis el año pasado.

Hasta los que tienen pensiones verdaderos tienen razón para temer. La razón para esta preocupación es que los fondos del los planes de beneficios definidos están invertidos en el “mercado libre” capitalista. Debido a las pérdidas en la bolsa de acciones que han afectado a los fondos de pensiones, muchos sindicatos locales están discutiendo que recortes hacer para sacar de apuros a los fondos.

Para resumir, no son los programas estatales de los cuales tienen que preocuparse los ancianos cuando tiene que ver con su bienestar.

El peligro viene cuando las grandes corporaciones usan el dinero de los fondos que gente de la tercera edad han ahorrado toda sus vidas de trabajo para su jubilación. Las empresas privadas son muy adaptas a tomar el dinero por el cual hemos trabajado tanto, no importa donde lo hemos invertido, y separarnos de el permanentemente.

Como dijo el congresita demócrata por California, George Miller, que a la vez es presidente de la Comisión sobre Educación y Trabajo de la Cámara de Representantes, “Gracias a Dios que no nos engañaron a que juguemos al azar con los fondos del Seguro Social en el casino de Wall Street”.