Latinoamérica: Blanco republicano

IleanaRosLehtinen

Las elecciones del 2 de noviembre dieron a la derecha republican control sobre la Cámara de Representantes mientras redujeron la mayoría demócrata en el Senado. Además, ha ofrecido a los Republicanos un sentido renovado de confianza, algo que se expresa con planes atrevidos y reaccionarios para la política extranjera y doméstica.

Resulta especialmente peligroso esto en términos de la política norteamericana hacia Latinoamérica.

Mientras la administración Bush se encontraba ocupada en otras partes, la clase trabajadora en América Latina, con sus aliados, los campesinos, indígenas y otras minorías, y la juventud, lograba grandes avances.

En Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua han llegado al poder gobiernos radicales.  Han erigido a la ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América) como contrapeso a la hegemonía regional imperialista norteamericana. Hasta el momento del golpe de estado hondureño de junio de 2009 este grupo consistía de Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Honduras, Nicaragua, San Vicente y Grenadines, y Venezuela.

Fuera de la ALBA también llegaron al poder gobiernos de tendencia izquierdista en Argentina, Brasil, Chile, El Salvador, Guatemala, Paraguay y Uruguay. Por medio de mecanismos de integración regional como MERCOSUR y UNASUR, colabora este otro grupo de países amistosamente con el grupo ALBA por realizar los sueños de los grandes protagonistas de la historia latinoamericana como Simón Bolívar y José Martí, cuyo temor siempre fue la de que una vez independiente de España y Portugal, caería la región bajo otra hegemonía igual de opresiva y predominante: la de EEUU. Esto fue expresado en las famosas palabras de José Martí: "Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas".  Y fue profético; intervino el presidente norteamericano William McKinley en la guerra de independencia cubana contra España apoderándose de Puerto Rico e imponiendo restricciones humillantes a la soberanía nacional cubana.

La hegemonía norteamericana se ha resentido en América Latina de varios modos: arreglos comerciales profundamente desiguales que han mantenido ricos a las corporaciones norteamericanas, y pobres a millones de latinoamericanos; una lista interminable de de intervenciones militares directas; y apoyo a algunos de los déspotas más repugnantes que nunca se ha visto en este mundo, entre ellos Duvalier, Trujillo, Ríos Montt, Stroessner, Pinochet, Videla y más.

El proyecto "Bolivariano" busca reversar esa historia. Y por eso, en Latinoamérica ya brilla como  luz de esperanza para millones de trabajadores, campesinos y agricultores, indígenas y otras minorías, para los pobres del campo y de la ciudad, y para la juventud.

Pero ninguno de estos gobiernos de izquierda y centroizquierda goza de un poder seguro salvo en Cuba (y hasta Cuba se mantiene a la guardia). La derecha acaba de ganar la presidencia en Chile. El presidente izquierdista de Honduras, Manuel Zelaya, fue derrocado por un golpe de estado. El primer ministro Gonsalves, de San Vicente, está enfrentando intrigas en su contra confeccionadas en EEUU y Bretaña.

Grupos internos poderosos buscan reversar la dinámica bolivariana y restaurar la hegemonía norteamericana. Entre ellos son las clases dominantes, tanto tradicionales que nuevas (terratenientes, banqueros y distintos grandes intereses comerciales), altas capas militares, gente en el pago de las transnacionales, la jerarquía conservadora de la Iglesia Católica, las iglesias evangélicas militantes y la prensa controlada por la oligarquía. Algunos países (Colombia, México, Costa Rica, Panamá, Perú, y ahora Chile) están gobernados por regímenes de ala derecha que buscan desestabilizar a los países dirigidos por la izquierda.

Y como siempre, dentro de EEUU hay grandes fuerzas gubernamentales y no gubernamentales que juegan un papel muy importante en mantener a la derecha en el poder en los países latinoamericanos.

Eso fue subrayado la semana pasada con una reunión extraordinaria en Miami de dirigentes ultraderechistas fuera del poder con políticos republicanos norteamericanos de ultraderecha.

Según varios reportes, entre los participantes estaban reaccionarios norteamericanos como los congresistas republicanos Ileana Ros-Lehtinen y Connie Mack, ambos ligados a círculos expatriados cubanos, el ex presidente de Ecuador, Lucio Gutíerrez, que según fuentes fidedignos, ha sido responsabilizado por el levantamiento policíaco reciente en Ecuador, y varios otros reaccionarios latinoamericanos. El propósito de la reunión, nombrada "Peligro en los Andes," fue él de buscar maneras de obligarle a la administración Obama a aplicar una línea más dura a los países de la ALBA.

Pero la realidad es que la administración Obama nunca se ha mostrado muy amable hacia esos gobiernos, ni tampoco hacia Cuba socialista. Pero ya platica esa gente de derrocamientos y cambios de régimen, y contarán con el apoyo de las transnacionales más poderosas así como él de figuras militares norteamericanas y de seguridad. Por supuesto, el pretexto será uno de "proteger los derechos humanos y la democracia," eso sin olvidar, por supuesto, "la lucha contra el terrorismo".

Estas no son palabras vacías. Muchos de esos sujetos están metidos hasta el cuello en el complot que fomentó el golpe de estado en Honduras y luego en el mantenimiento del régimen golpista en el poder a pesar de la presión de la mayor parte de los gobiernos latinoamericanos. El congresista Mack ya habla de aliarse con Demócratas derechistas para lograr sus objetivos, comenzando con tratados de libre comercio pendientes con Colombia y Panamá. Es una meta perfectamente realizable.

Estas son fuerzas bastante poderosas. Una batalla nos espera.  

Photo: Rep.  Ileana Ros-Lehtinen (Marines/CC)